NUEVA YORK (AP) - Claudia notó que algo no iba bien cuando su novio la forzó a ir a una tienda de lencería el mismo día que llegaron a Queens, Nueva York, después de haber cruzado ilegalmente la frontera desde México.
"Ya tienes trabajo", le dijo después su compañero, un mexicano de Tenancingo que la había convencido de que se fuera con él a Estados Unidos y de quien nunca sospechó que la iba a forzar a prostituirse al llegar.
Las siguientes horas de ese día de 1999 fueron una pesadilla: Claudia se encontró en una casa de la avenida Roosevelt de Queens con otras 13 mujeres que le enseñaron cómo colocar un preservativo al poco de conocerla. A la mañana siguiente, y tras haber estado con al menos dos docenas de hombres, su novio le preguntó cuánto dinero había ganado.
"Ya te irás acostumbrando, no te preocupes", le dijo.
Claudia, quien ofreció un nombre falso a The Associated Press para proteger su identidad, sufrió la misma odisea que cientos de mujeres víctimas de tráfico sexual tras ser traídas principalmente de México y también de Centroamérica. Muchas son llevadas a Miami; Houston, en Texas, Carolina del Norte o Queens, un condado considerado el centro del tráfico sexual en Nueva York.