Algunos de los atentados terroristas perpetrados en la realidad tuvieron su prototipo cinematográfico. Así, la tragedia de Boston reproduce el argumento de una película británica. ¿Cuál es la frontera entre los ataques reales y los ficticios?
Cada vez más criminales se involucran en la práctica de materializar tramas de películas. La fantasía de los directores les sirve de inagotable fuente de inspiración. Pese a que los cineastas insisten en que su trabajo es puro arte y no un manual del atacante, la triste realidad demuestra lo contrario.