Ruth Thalía Sayas
Ruth Thalía Sayas, de 19 años, reveló en el primer programa del reality peruano El valor de la verdad que no era una operadora de call center como le había hecho creer a su familia, sino bailarina nocturna y que había cobrado dinero a cambio de sexo. Dos meses más tarde de este momento televisivo que conoce todo Perú, el pasado 11 de septiembre su familia denunció su desaparición. El pasado sábado, su ex pareja confesó que la había asesinado, según relataron fuentes policiales a los medios locales, y condujo a la policía al lugar donde la había enterrado: un cerro de Jicamarca, en las afueras del este de Lima.
En el programa que lidera las audiencias los sábados por la noche, los concursantes responden preguntas comprometedoras sobre su vida, asuntos sobre los cuales ya han sido previamente interrogados, fuera de antena, sometidos a la prueba del polígrafo. El premio mayor de quien responde 21 preguntas es de 25,000 soles (7,400 euros), pero en su turno Sayas prefirió retirarse y se llevó 15,000 soles (4,400 euros).
Ella concursó el 7 de julio, y respondió las preguntas en el set en presencia de sus padres y su pareja, Bryan Romero, siguiendo el formato del programa en el que acompañan al concursante familiares o amigos que serán aludidos en las respuestas. La joven dijo que ocultó la verdad sobre su trabajo porque, de saber, sus padres la habrían echado de casa.
Días después, el semanario Caretas publicó una nota negando que Romero fuera en aquel momento la pareja de Ruth Thalía. Según esa información, habían llegado a un acuerdo económico para repartirse el premio. Luego, la cadena de televisión distribuyó un comunicado anunciando medidas legales contra la revista y contra el joven que habría violado las reglas de participación en el programa.
Antes de que Leoncio Sayas denunciara la desaparición de su hija y aludiera a la posible responsabilidad de Romero por sus llamadas telefónicas en los días previos, la joven comentó en el noticiero matutino del mismo canal que su pareja había dejado de hablarle.
El domingo, los principales medios capitalinos y las redes sociales difundieron fotografías del rescate del cuerpo de Ruth Thalía (sepultado bajo cemento y piedras) y las versiones de la policía de criminalística sobre la supuesta confesión del asesino, Bryan Romero.
La periodista Rebeca Hoyos, que ha cubierto casos de feminicidio para un tabloide limeño, señaló que por lo común, las mujeres que denuncian agresión de sus parejas “luego se arrepienten, sienten pena, y también cuenta el factor de dependencia económica”. “Lo más terrible es que saben con quiénes duermen al costado. A una mujer la busqué días después de lo ocurrido para hacer una nota, pero ya no se le notaba tan decidida: había salido de la casa y estaba con sus tíos, no tenía trabajo ni nada con que sustentarse”, relató.
Luego de conocer la noticia de la muerte de Sayas, el abogado Gerardo Távara, secretario general de la Asociación Civil Transparencia, refirió a este diario que “preocupa la ausencia de una política integral que comprenda el feminicidio como expresión de una persistente discriminación de género: no terminamos de asumir la magnitud de los casos y entender que se trata de un tipo penal distinto, especifico, con móviles propios”.
En diciembre del año pasado, el Código Penal peruano incorporó una enmienda para tipificar el feminicidio, aunque solo contempla la figura de "feminicidio íntimo", cuyo autor es un familiar o quien es o haya sido cónyuge, conviviente o con relación análoga con la mujer, y excluye a otros sin vínculo cercano con la víctima.
Según un dictamen de la comisión de la Mujer del Congreso, en el país andino ocurren 11 feminicidios al mes, y de acuerdo a cifras de 2009-2010 del ministerio de la Mujer, en un 70% de los casos en que mujeres son víctimas de un agresor varón, mueren en manos de una pareja o ex pareja.
De acuerdo a un análisis de una muestra de noticias de feminicidios del primer semestre de 2011 en cinco países de Sudamérica, el Perú tuvo la segunda mayor cantidad de noticias (471), tras Argentina (633).
Tras confirmarse la muerte de Sayas, algunos medios capitalinos como Radioprogramas y La República han comparado el caso con el del reality colombiano Nada más que la verdad. Fue retirado de antena en 2007, ante las críticas por el uso antiético del polígrafo y porque en el último programa una mujer reveló que había contratado a un sicario para matar a una pareja. “La única diferencia entre la concursante y las mujeres diariamente asesinadas por sus parejas es que la vieron en televisión”, comentó Hoyos, acerca de la ola de indignación que ha generado esa muerte.
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