La interacción entre los perros y las personas tiene al menos siete funciones psicológicas y sociales que actúan sobre la longevidad del ser humano y disminuyen la morbilidad. Estas son:
- Proporcionar compañía
- Mantener a la gente activa
- Hacer que el propietario se sienta responsable del cuidado de alguien.
- Ofrecer seguridad a sus propietarios
- Permitir el intercambio de caricias
- Ser un objeto de interés visual
- Ser un estímulo para realizar ejercicio
Además de esto está el efecto que ejercen los perros sobre la salud. Existe una relación directa entre la salud y el dueño de un perro, como ocurre, por ejemplo, en las tasas de supervivencia y de recuperación en pacientes que han sido sometidos a una cirugía cardíaca, por la reducción del estrés y el aumento del ejercicio.
La relación entre el hombre y los animales es antigua y compleja, y lo inusual de ella es la forma de relación entre especies diferentes. La relación entre individuos surge normalmente de la necesidad de éstos de permanecer juntos y actúa como un mecanismo de cohesión social para incrementar la supervivencia.
Por ejemplo, la gente tiende a permanecer unida a sus propios hijos. Esto se acentúa por la morfología y el comportamiento natural del niño (la encantadora cabecita redondeada, el llanto cuando se queda solo, la búsqueda de contacto físico y tranquilidad, etc.) Los perros mantienen un tipo de estado infantil de inocente dependencia que estimula el instinto humano de ofrecer apoyo y protección. Se han seleccionado los caracteres infantiles (físicos y mentales) en la cría de aquellas especies
con las que los humanos tienen mayor contacto, especialmente los perros.
Muchas razas miniatura mantienen la forma abovedada del cráneo de los animales jóvenes, las patas cortas y la talla pequeña lo que hace que sea muy fácil tenerlos en brazos, mostrando un comportamiento dependiente y cariñoso como ocurre con los bebés.
Los perros responden a la gente. Se muestran alegres cuando el propietario regresa a casa, tristes cuando se va, y se sienten culpables cuando han hecho algo mal. Buscan y saludan con entusiasmo a la gente y pueden hacer aflorar sentimientos de culpabilidad mediante la expresión facial o el llanto.
Les gusta mantener el contacto físico durante largos períodos de tiempo, algo que es casi imposible con la mayoría de los humanos de nuestra sociedad actual, y no son críticos. Los propietarios tienden a humanizar la conducta de sus perros e imprimen en ellos ciertos caracteres como ocurre, por ejemplo, cuando hablan con ellos y elaboran sus propias respuestas. Para mucha gente los perros forman parte o incluso sustituyen a su familia, hasta el extremo, en algunos casos, de que el animal puede ser para ellos más que ningún otro ser humano.
Esta relación entre el propietario y su perro puede incluso persistir cuando ésta muestra alteraciones o problemas de comportamiento. La relación entre humanos y animales proporciona seguridad, intimidad, afinidad y fidelidad.
La relación que existe entre el hombre y el perro surgió como una necesidad de tener un compañero que le ayudara (guardián, pastor, carga, control de roedores) y actualmente ha evolucionado, en algunos casos, hasta el punto de llegar a reemplazar a un hijo o ser el único amigo. En el extremo opuesto, las razas caninas grandes y agresivas pueden ser elegidas como extensión o reflejo del lado agresivo de la personalidad del propietario, o para enmascarar un complejo de inferioridad.
El mantenerse ocupado favorece
la longevidad de la gente mayor y tener un perro también cumple esa función. Para las personas jubiladas un perro hace la vida más interesante y compleja estimulando al dueño a mantener una rutina diaria para atenderlo. Eso ayuda a superar los sentimientos de unutilidad y la depresión que surgen tras la pérdida de la actividad laboral.
La seguridad personal es una preocupación para todos pero más especialmente para mucha gente que vive cada vez más aislada en una sociedad cada vez más violenta. Particularmente la gente mayor puede sentirse desamparada temiendo siempre ser atacados al estar solos. Un perro, sobretodo si es grande, proporciona una sensación de seguridad y sirve como medida disuatoria para asaltantes.
Los perros ofrecen compañía, alguien con quien hablar y alguien a quien acariciar, lo que contribuye a reducir el sentimiento de soledad que mucha gente experimenta. Las caricias liberan endorfinas en el cerebro las cuales tienen un efecto tranquilizador y de bienestar sobre el organismo, reduciendo la frecuencia cardíaca y respiratoria. La gran mayoría de los propietarios hablan con sus mascotas utilizando un lenguaje especial: las frases se fragmentan en pequeñas series de palabras formuladas como una pregunta y se concluyen con una entonación ascendente seguida de una pausa, como esperando una respuesta del perro.
Los perros hacen que sus dueños tengan un mayor contacto con otras personas, a menudo otros propietarios de perros, y les ayudan a mantener la condición física. La gente también juega con sus perros. Los juegos suelen ser suaves y van acompañados de risas, lo que proporciona otra posibilidad de realizar ejercicio y relajarse.
La terapia con animales es cada vez más usada en residencias de ancianos y con niños y adultos disminuidos físicos y mentales. El papel de los perros guía ha mejorado y enriquecido la vida de muchas personas ciegas. Estos perros mejoran la autoestima, el binestar, la integridad social y el control de sus dueños. Les ayudan a realizar tareas y les dan apoyo emocional.
Curiosamente, los entrenadores también se benefician del contacto con los perros. El trabajo realizado con prisioneros del Ejército Estadounidense mostraba que aquellos que fueron seleccionados para entrenar perros conseguían desarrollar su propio papel en la sociedad y sus responsabilidades cuando se reincorporaban a la sociedad.
Pero sobre todo los perros desarrollan en las personas el más puro y limpio de los sentimientos: hacen que amemos y seamos amados.
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