En medio de llanto y manifestaciones de afectos, cientos de personas dieron el último adiós a Bélgica Adela Mirabal, doña Dedé, en el cementerio municipal de Salcedo, provincia Hermanas Mirabal.
Durante el trayecto de Ojo de Agua al cementerio municipal, decenas de personas portaban fotografías con el rostro de doña Dedé, en reconocimiento a su valor y para agradecer por todo lo que hizo en favor de la comunidad, de la provincia y del país.
Previo a su sepultura, Fausto Mejía Vallejo, obispo de la diócesis de San Francisco; monseñor Antonio Camilo, obispo de La Vega, y el obispo emérito Jesús María de Jesús Moya, presidieron una misa de cuerpo presente en el Club Hermanas Mirabal, ubicada frente a la casa donde residió la dama, de quien destacaron sus bondades como ser humano ejemplar.
En una carta de condolencias a los familiares, a través de su hijo Jaime David Fernández Mirabal, el presidente Danilo Medina expresa: “Doña Bélgica Adela Mirabal Reyes (Dedé), fue como sus hermanas, una heroína que supo conjugar el rol materno y mantener vivo en la conciencia nacional el amor por la Patria.
Añadió que Doña Dedé sobrevivió a la furia de la dictadura de Trujillo y que estuvo predestinada para cumplir con la tarea de transmitir y mantener vivo en la conciencia nacional el martirio de sus hermanas, Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, quienes ofrendaron sus vidas en aras de los ideales patrios.
Doña Dedé murió luego de padecer problemas respiratorios. Era la madre de Jaime David Fernández Mirabal, exvicepresidente de la República y actual ministro de Deportes; de Jaime Rafael y de Jaime Enrique.
Fue madre de la hija de Minerva: Minou Tavárez Mirabal; de Nelson, Noris y Raúl González, hijos de Patria y de Jacqueline Guzmán, hija de María Teresa.
Su sepelio se convirtió en un homenaje a la mujer que supo con su ejemplo ganar su propio respeto, entregarle al país el mejor ejemplo de dignidad y difundir la triste historia de sus hermanas y luchar para que esta historia no se repita.
La carta de despedida de Minou
“Cuando de la mañana a la noche de brutales garrotazos, tus tres hermanas fueron tres cuerpos quebrados de la vida, tres cuerpos mudos, tú fuiste la que se aseguró que no fueran tres pasados nunca; tú fuiste la que gritó asesinos a los cuatro vientos y oídos del día, regalándole a esta República Dominicana, a este país tan tuyo, tu indignación.
Fuiste la que cortó la trenza que mantenía una nación completa atada a su propia cobardía, tú fuiste la que trepada en la cama de esa camioneta que llevaba a tus hermanas rotas al cementerio, fuiste la que destrenzo para siempre la historia de servidumbre de una tierra esclava de su propio error”, manifestó Minou con profundo agradecimiento.
“Cuando todo nos faltó estabas tú, cuando la ignominia nos arrancó de cuajo a papa Rique, a nuestro abuelo, a tu padre querido, tu estuviste ahí, en el desconcertante trajín de los días, agregó mientras contenía el llanto. -
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