NICARAGUA--“Tengo 105 años, ayúdeme”, suplica Cornelia en una céntrica avenida de Managua, donde lleva ocho años pidiendo limosna y viviendo de la caridad, y aunque afirma haber tenido 22 hijos, solamente uno de ellos la ayuda a sobrevivir.
“Ya tengo ocho años pidiendo limosna en la calle, saco a veces 200 o 300 córdobas (9 a 13 dólares al día) que yo recojo” para pagar el alquiler de un cuarto y comer, relata Cornelia Obando Gómez a la AFP.
Cornelia es quizás una de las más viejas del país, donde la esperanza de vida de las mujeres es de 72 años, y una de las pocas en vida que dice haber conocido al héroe nacionalista general Augusto César Sandino, asesinado en 1934.
“Yo viví con uno de los soldados de la tropa (de rebeldes) de Sandino y les cocinaba junto a otras mujeres”, rememora.
Su cédula de identidad dice que nació el 16 de septiembre de 1906 en el municipio de La Paz Centro (noroeste), donde se casó, tuvo a sus hijos y vivió hasta los 55 años. Cuando su marido murió se trasladó a Managua, donde trabajó de cocinera durante varios años.
Ahora la mujer pasa pidiendo limosna en una parada de buses ubicada frente a la Universidad Centroamericana, en el centro de la capital.
“Como lo que puedo”, principalmente “sopa de frijoles con crema, tortillita (de maíz) y café negro”, relata Cornelia Obando, queequeja de que los frijoles están muy caros.
De los 22 hijos que dice haber tenido solo uno, de 69 años, vigilante en una empresa privada, la ayuda a sobrevivir, porque el resto murió, la olvidó o vive en Estados Unidos, cuenta.
La anciana relata que tiene varios hijos viviendo en la ciudad de Los Angeles, con los que prácticamente no tiene contacto. “Me dejaron botada y ahora cuando les hablo (por teléfono) no me contestan”, lamenta.
La fórmula de su longevidad es no comer huevos ni carne de ningún tipo, dice, afirmando esperar que el presidente, Daniel Ortega, lea algún día una de las cartas que envió a su despacho para pedirle una pensión.
Afirma que cuando llama a su oficina en busca de respuesta siempre le responden que “van a consultar con él” y que la van a llamar, pero nunca lo hacen.
“Parece que agarran (el mensaje) y lo tiran a la basura”, porque “siempre dicen que van a contestar”, coincidió su hijo Fernando, el único que llega a dejarle su comida, mientras permanece en la estación de autobuses.
Cornelia sostiene que ha sido una mujer “sana” toda su vida, aún puede leer sin lentes, aunque con alguna dificultad, y que su único padecimiento es que ahora le cuesta caminar.
Se estima que 9% de los 5,8 millones de nicaragüenses tienen más de 60 años y en su mayoría son pobres, según la Asociación de Jubilados y Pensionados Independientes de Nicaragua (Ajupin).
hay dios mio eso da pena senores ;(
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