Santiago- Es muy posible que ya para eso de las 10:40 de la noche de ayer viernes, en el Estadio Cibao de Santiago quedara muy poca gente con las uñas de sus manos intactas.
El sexto choque de la serie final del torneo de béisbol profesional fue uno de esos que cualquier cardiólogo que se respete prohibiría tajantemente ver a sus pacientes.
Las Águilas Cibaeñas siguen demostrando que nunca hay distancia demasiada lejana como para darlas por descartadas. Se han envalentonado para empatar a 3 juegos la serie que definirá al campeón de la actual temporada.
Encabezadas por otra salida de leyenda del abridor Raúl Valdés, las cuyayas derrotaron 2-1 a los Leones del Escogido. El inagotable zurdo cubano tiró 8 entradas sin permitir carrera.
Valdés fue relevado por el cerrador Miguel Batista, quien una vez más no pudo preservar la ventaja. Si bien es cierto que concedió un par de hits, es justo decir que tampoco fue ayudado por la defensa de su equipo. Con todo y que la situación prometía más para los rojos, el inning concluyó con un empate a una carrera.
Los cibaeños evitaron que el partido se fuera a entradas extras al llenar las bases fruto de un hit, un error de la defensa escarlata y una base por bola intencional. Con la mesa dispuesta, el bateador emergente Héctor Luna se sirvió a su gusto: un lanzamiento medio a medio del pitcher Nelson Payano que devolvió con contundencia el jardín central.
Los melenudos quedaron en el terreno cabizbajos, dolidos al ver cómo se les ha esfumado una ventaja de serie que llegó a ser 3-0.
Las Águilas celebraron en grande. Crecidas, henchidas de emoción y de seguro que con más fé que nunca para encarar los compromisos que tienen por delante.
Este sábado, en el estadio Quisqueya, se jugará un séptimo encuentro que inevitablemente forzará a que uno de estos equipos dé un paso más hacia la corona. Mientras tanto, se está bailando un bolero en un solo mosaico.
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