El estudio demostró que con un solo día sin dormir una siesta, los niños aumentan su ansiedad y reducen sus niveles de interés, alegría y capacidad de comprensión.
“Un sueño insuficiente generado por saltarse las siestas, se paga en la manera que tienen los niños para expresar sus sentimientos y con el tiempo, repercutir en su desarrollo emocional cerebral”, señala Monique LeBourgeois quien encabezó el estudio publicado en el Journal of Sleep Research.
Según LeBourgeois, esto pondría en riesgo a los más pequeños de presentar problemas anímicos severos, como la depresión, conforme avancen en edad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario