La capacidad de la economía de Estados Unidos de crear buenos trabajos está decayendo mientras hay más empleados ocupando trabajos malos, concluye un estudio del Centro de Investigación sobre Economía y Políticas (CEPR, por sus siglas en inglés), una organización de análisis internacional con sede en Washington DC.
El informe aclara que la situación no se debe a la actual recesión económica sino a una tendencia que se ha ido acentuando desde hace tres décadas y que los últimos años de crisis económica solo han añadido a las dificultades.
Contenido relacionado
EE.UU. en busca de su espíritu sindical
EE.UU: sorpresa legislativa en Wisconsin agarra fuera de base al sindicalismo
Según los investigadores, la restructuración del mercado laboral en EE.UU., la reducción del salario,
la privatización, los acuerdos de libre comercio y un sistema migratorio "disfuncional" son algunos de los factores que contribuyen al fenómeno.
No obstante, la pérdida de poder de negociación del trabajador y los bajos índices de afiliación sindical se resaltan como elementos singulares que generan trabajos malos. Entre los grupos más afectados están los latinos, los negros y las mujeres.
Definición de un trabajo malo
Muchas razones se pueden dar para definir un mal trabajo. Se pueden incluir condiciones peligrosas o difíciles en el lugar de trabajo, largas horas laborales, descansos cortos, pocas o ningunas vacaciones pagadas y el desconocimiento de días de enfermedad.
Sin embargo, los investigadores del CEPR decidieron concentrarse en tres criterios: salario, seguro de salud y plan de retiro por ser los que mejor reflejan las características de un empleo y sobre los que se han logrado recopilar los mejores datos a lo largo de los años.
Un salario de US$37.000 al año es considerado como el límite de lo que sería un trabajo malo, dijo a BBC Mundo Janelle Jones, coautora del informe del CEPR.
"Uno de cada cuatro trabajadores está en un empleo malo"
Janelle Jones, investigadora CEPR
"Ha habido un leve aumento que rebasó un poco ese umbral de ingresos, pero el número de empleados que no tienen seguro de salud ni un plan de jubilación va en aumento", expresó. "Esos últimos dos son los que más se ajustan al criterio de un mal trabajo".
Jones reconoce que la promulgación del Acta de Salud Asequible promovida por el presidente Barack Obama podría tener un impacto positivo pues la ley instará a los empleadores a proveer un seguro.
A pesar de esto, señala la investigadora, lo que continuará sin mejorar serán las pensiones. "Un plan de jubilación es algo que el empleador solía proveer, era su responsabilidad. Pero los buenos planes de retiro con mayor cobertura es algo que ha estado desapareciendo", indicó.
"La disminución de los beneficios y las prestaciones sociales es algo que impacta la calidad del trabajo y debe haber una discusión de cómo mejorar esto", afirmó. "Uno de cada cuatro trabajadores está en un empleo malo".
Desde hace 30 años
El débil mercado laboral no conduce a las mejores condiciones de trabajo.
Aunque Estados Unidos se ha visto afectado por la crisis económica desatada a partir de 2007, la eventual recesión no es directamente responsable de la situación, dice el estudio.
"Esta es una tendencia que hemos visto en los últimos 30 años. Lo que sucedió entre 2007 y 2010 es una continuación de lo que ha estado sucediendo todo este tiempo", manifestó Janelle Jones.
Y el impacto ha sido para los trabajadores en todos los niveles de capacitación y educación académica. Trabajadores con apenas un título de bachillerato o aquellos con algunos años de educación superior tiene muchas más probabilidades de encontrarse en un puesto malo en la actualidad que en 1979. Inclusive los que obtienen una licenciatura universitaria también ven sus perspectivas limitadas.
Otros estudios paralelos del centro de investigación que analizan la creación de trabajos buenos en ese período son igualmente deprimentes. De acuerdo al CEPR, la incapacidad de la economía para generar buenos empleos tiene varios elementos.
Uno tiene que ver con el salario mínimo y con una reducción en el reajuste para reflejar la inflación. También las políticas de liberalización y la privatización de empresas que permiten la imposición de nuevas condiciones laborales.
También apuntan un dedo acusador a los tratados de libre comercio con otros países que, según ellos, están diseñados para satisfacer los intereses corporativos y no los de los empleados.
Sindicatos impotentes
El trabajador ha perdido confianza en su poder de negociación colectiva, dice Damon Silvers del AFL-CIO.
Por encima de todo, resalta Jonelle Jones, está la creciente impotencia del empleado y falta de sindicalismo. "Ha habido una pérdida dramática en el poder de negociación del trabajador y de los sindicatos. La afiliación en estas organizaciones también está cayendo".
Con un alto desempleo, promediando 8,1%, el mercado laboral no le da muchas opciones al trabajador. Hay cuatro desempleados disputándose un trabajo, asegura.
Desde el punto de vista de los sindicatos, en las últimas décadas, el trabajador estadounidense ha perdido la tradición y la confianza de la capacidad colectiva de que gozó durante casi 40 años después de la Segunda Guerra Mundial. Trabajadores, especialmente del sector privado, tenían gran poder negociador por que su afiliación sindical que era más de 20%.
Damon Silvers, asesor especial del AFL-CIO, el mayor sindicato de EE.UU., explicó a la BBC que la economía actual está caracterizada por leyes sindicales débiles, reglas de comercio diseñadas para crear una caída libre de los sueldos mundiales y políticas monetarias para limitar sueldos.
"Eso ha garantizado que los trabajadores no hayan podido participar de la riqueza que ellos han generado en los últimos años", manifestó.
"La pérdida del poder económico de la clase trabajadora en los últimos 30 años y sus consecuencias políticas son muy corrosivas para una democracia saludable"
Damon Silver, AFL-CIO
"Los sindicatos han tratado de negociar durante estos años recientes y ha habido grandes victorias como es el caso del seguro de salud", aseguró Silvers, "pero el poder económico y político de los empleadores en los úlitmos años ha sido simplemente superior al de los trabajadores".
El líder sindicalista señala al gobierno, que antes había entrado a nivelar el campo de juego, de haber inclinado la balanza en favor de los empleadores en este último período. "Mucho ha sido sutil, no han tenido que enviar a la guardia nacional a disolver huelgas. Las medidas tienen más que ver con aumentar los intereses, aplicar sistemas impositivos que permiten a los ricos a acumular más dinero e influir en elecciones".
"La pérdida del poder económico de la clase trabajadora en los últimos 30 años y sus consecuencias políticas son muy corrosivas para una democracia saludable", concluyó el representante del AFL-CIO.
Janelle Jones, coautora del informe del CEPR se lamenta que la tendencia continúa y no ha habido políticas que combatan la situación.
Para mejorar las condiciones, recomienda, en primer lugar, un aumento del salario mínimo. "Si ese sube, tendrá repercusiones a nivel de distribución de ingresos y participación de la riqueza generada".
En segundo lugar, continuó, tiene que haber más afiliación y presencia sindical como garantía de mejores sueldos y prestaciones sociales.
Advierte que entre más empleos de trabajadores sen sindicato se pierdan a trabajos del sector privado, la calidad de los trabajos seguirá bajando, en detrimento de los beneficios de salud y pensiones de todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario