(EFE).- La última de las muchas adaptaciones que el Pentágono ha hecho en sus equipos con la entrada de las mujeres en las Fuerzas Armadas de EEUU es un nuevo chaleco antibalas que se adapta al cuerpo de las militares y que será probado en Afganistán. Las mujeres componen el 14 por ciento del Ejército estadounidense (unas 200.000) y su trabajo las lleva a áreas en las que están expuestas a peligros, por lo que la protección es fundamental.
El Ejército ha hecho progresos significativos para proporcionar chalecos antibalas y uniformes adecuados que contribuyan a que las mujeres realicen sus misiones de manera más efectiva y segura, pero sin duda éste será un gran avance.
El Ejército comenzó a buscar formas para adecuarse a las necesidades de las mujeres en 2009, después de recibir varios informes de que la última generación de chalecos no resultaba del todo cómoda para las militares, explicó a Efe el comandante Michael McCullough, portavoz de la 101 División Aerotransportada con sede en Fort Campbell (Kentucky).
Los chalecos utilizados hasta ahora, pensados para la anatomía masculina, son demasiado grandes incluso en la talla más pequeña, lo que dificulta el manejo de las armas, entorpece la movilidad de las piernas y cadera -vital a la hora de entrar y salir de los vehículos acorazados- y deja al descubierto algunas zonas, sobre todo debajo de las axilas.
En algunos casos, las mujeres han inform(EFE).- La última de las muchas adaptaciones que el Pentágono ha hecho en sus equipos con la entrada de las mujeres en las Fuerzas Armadas de EEUU es un nuevo chaleco antibalas que se adapta al cuerpo de las militares y que será probado en Afganistán. Las mujeres componen el 14 por ciento del Ejército estadounidense (unas 200.000) y su trabajo las lleva a áreas en las que están expuestas a peligros, por lo que la protección es fundamental.
El Ejército ha hecho progresos significativos para proporcionar chalecos antibalas y uniformes adecuados que contribuyan a que las mujeres realicen sus misiones de manera más efectiva y segura, pero sin duda éste será un gran avance.
El Ejército comenzó a buscar formas para adecuarse a las necesidades de las mujeres en 2009, después de recibir varios informes de que la última generación de chalecos no resultaba del todo cómoda para las militares, explicó a Efe el comandante Michael McCullough, portavoz de la 101 División Aerotransportada con sede en Fort Campbell (Kentucky).
Los chalecos utilizados hasta ahora, pensados para la anatomía masculina, son demasiado grandes incluso en la talla más pequeña, lo que dificulta el manejo de las armas, entorpece la movilidad de las piernas y cadera -vital a la hora de entrar y salir de los vehículos acorazados- y deja al descubierto algunas zonas, sobre todo debajo de las axilas.
En algunos casos, las mujeres han informado de contusiones en los huesos de la cadera debido a que las placas laterales del chaleco, al ser más largo que el torso, pegan contra las caderas, así como al sentarse, en algunos casos, la parte superior sube hasta la barbilla.
El Ejército se puso manos a la obra y llevó a cabo una encuesta formal entre sus mujeres militares para detectar este tipo de problemas y comenzó a trabajar en los primeros prototipos.
Para ello contó con el apoyo del Centro Natick de Ingeniería e Investigación y Desarrollo para los Soldados, que desde 1954 trabaja para facilitar la vida de los militares desplegados en el frente.
"Las mujeres no son hombres pequeños", señaló Beverly Kimball, ingeniera de proyecto de los uniformes de combate de mujeres que están siendo desarrollados en Natick.
"Tenemos proporciones específicas que requieren diseños para el ajuste y la función de los uniformes, así como de los equipos", agregó.
El nuevo chaleco se acomoda en el pecho a la anatomía de la mujer, tiene los hombros más estrechos y son más estrechos también en el torso, lo que permite apoyar el rifle más cómodamente.
De momento se trata de un prototipo que probarán 19 mujeres de la base de Fort Campbell que van a servir en Afganistán próximamente y, tras recibir su opinión, el Pentágono hará un estudio para mejorarlo y extender su uso a todas las Fuerzas Armadas.
El proyecto tiene previsto fabricar el chaleco protector hasta en 8 tallas distintas y en dos largos diferentes, para que se acomode a las necesidades de la población femenina.
Los chalecos utilizarán el mismo material metálico del que está compuesto el resto, pero las placas laterales subirán un poco en los costados para adecuarse al contorno de la cadera.
Según McCullough, las mujeres que lo han probado han expresado su satisfacción con la nueva pieza, "mucho más adaptable" y que esperan poder utilizar en el frente.
Dentro de este esfuerzo por proporcionar más comodidad a sus solados, el Ejército está además trabajando en una versión alternativa del uniforme de combate que, al igual que el chaleco, está diseñado según datos antropométricos.ado de contusiones en los huesos de la cadera debido a que las placas laterales del chaleco, al ser más largo que el torso, pegan contra las caderas, así como al sentarse, en algunos casos, la parte superior sube hasta la barbilla.
El Ejército se puso manos a la obra y llevó a cabo una encuesta formal entre sus mujeres militares para detectar este tipo de problemas y comenzó a trabajar en los primeros prototipos.
Para ello contó con el apoyo del Centro Natick de Ingeniería e Investigación y Desarrollo para los Soldados, que desde 1954 trabaja para facilitar la vida de los militares desplegados en el frente.
"Las mujeres no son hombres pequeños", señaló Beverly Kimball, ingeniera de proyecto de los uniformes de combate de mujeres que están siendo desarrollados en Natick.
"Tenemos proporciones específicas que requieren diseños para el ajuste y la función de los uniformes, así como de los equipos", agregó.
El nuevo chaleco se acomoda en el pecho a la anatomía de la mujer, tiene los hombros más estrechos y son más estrechos también en el torso, lo que permite apoyar el rifle más cómodamente.
De momento se trata de un prototipo que probarán 19 mujeres de la base de Fort Campbell que van a servir en Afganistán próximamente y, tras recibir su opinión, el Pentágono hará un estudio para mejorarlo y extender su uso a todas las Fuerzas Armadas.
El proyecto tiene previsto fabricar el chaleco protector hasta en 8 tallas distintas y en dos largos diferentes, para que se acomode a las necesidades de la población femenina.
Los chalecos utilizarán el mismo material metálico del que está compuesto el resto, pero las placas laterales subirán un poco en los costados para adecuarse al contorno de la cadera.
Según McCullough, las mujeres que lo han probado han expresado su satisfacción con la nueva pieza, "mucho más adaptable" y que esperan poder utilizar en el frente.
Dentro de este esfuerzo por proporcionar más comodidad a sus solados, el Ejército está además trabajando en una versión alternativa del uniforme de combate que, al igual que el chaleco, está diseñado según datos antropométricos.
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