La declaración de César Díaz, un deportado criollo que vive en RD contribuyó a la decisión
“Señor, usted es libre, se puede ir”, le dijo el juez federal al dominicano Guillermo López (William) ayer miércoles durante una audiencia en la Corte Federal del Distrito Este en Brooklyn. Han transcurrido 23 años, desde que López fue condenado a cadena perpetua con opción a libertad condicional en 25, pero el ex recluso ha mantenido su inocencia desde el primer día que fue arrestado.
López fue liberado por el magistrado Chico Mangano, gracias en parte al testimonio del también dominicano César Díaz, quien fue deportado por narcotráfico y vive en la República Dominicana y declaró en un video que el liberado no fue el hombre que disparó contra la víctima, Elvirn Surria, el 31 de agosto de 1989.
El asesinato se produjo en un espacio escogido por un grupo de adictos al Crak, conocido en inglés como “Crack House” y donde los vicios de esa droga se reúnen frecuentemente para consumir la cocaína convertida en piedra y usando pipas, pequeños tubos metálicos o cachimbos.
Previamente, el juez Nicholas Garaufis había concedido el Recurso de Habeas Corpus (Amparo) a favor de López quien lo había solicitado durante muchos años. Garaufis, quien en su edicto, criticó duramente a la jueza que presidió el juicio en el que se condenó a López, los fiscales y los abogados de la defensa del dominicano, dijo que se basó en las contundentes nuevas evidencias que revelaban que el condenado era inocente.
Además ese magistrado atacó el manejo que se le dio a la causa y en uno de los párrafos de su decisión de 89 páginas, dijo que se habían los derechos civiles de López, porque no contó con una defensa adecuada, aparte de que su representante legal, aceptó la sentencia sin ni siquiera haber leído las transcripciones de los documentos de la corte en los que se resume el caso.
Al salir de la sala, sin las esposas, López se abalanzó sobre los brazos de su esposa y un hermano presentes en la audiencia.
Cuando su abogado, Richard Levit, le entregó una tarjeta Metrocard usada para transportarse en los trenes y autobuses de la ciudad y que fue lanzada a finales de la década del noventa, López dijo que “nunca había visto en vivo una de esas tarjetas, sino en la televisión”.
Dijo sentirse muy bien de estar regresando a la “tierra” y que le satisfacía aspirar el aire frío que azota el Noreste de Estados Unidos. Prometió también reanudar su vida.
El juez Garaufis dictaminó que la evidencia de la acusación es demasiado endeble para empezar y desde entonces se ha reducido a escombros por los hechos que surgieron después del juicio”.
Se refiere ese magistrado al testimonio de un drogadicto que manipulado por la fiscalía y la policía, testificó contra López para incriminarlo y en esa declaración falsa se basaron el jurado y la jueza a cargo de la causa.
López deberá volver a un nuevo juicio, acorde lo establece la ley y en el mismo tendrá que demostrar los alegatos que lo sacaron de la cárcel.
Pero no todo es buena noticia para él.
La Oficina del Fiscal de Distrito en Brooklyn, Charles Haynes quien busca la reelección, anunció que recurrirá la decisión del juez en la Corte Federal de Apelaciones, mientras se lleva a cabo una investigación más a fondo.
Alicia López, la esposa de Guillermo y su jija Crystal, quien tenía 14 años de edad cuando su padre fue condenado (con 25 ahora), dijeron que nunca perdieron la esperanza.
“Me aconsejaron que dejara el caso que nunca lo íbamos a ganar, pero viajamos por todas partes en busca de apoyo, lo logramos y sabíamos que un día, William volvería a la casa”, señaló la mujer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario