Una familia de Reino Unido contó la corta batalla que perdió su bebé. Kaiden McCormick pasó seis semanas con soporte vital después d e que su padre, Carl Maclaren, le diera un beso.
El pequeño había nacido cinco semanas antes de lo previsto. Sin embargo, a los pocos días murió debido a un fallo múltiple de órganos producido por el virus de herpes simple que le contagió su padre al brindarle cariño. Una familia de Reino Unido contó la corta batalla que perdió su bebé. Kaiden McCormick pasó seis semanas con soporte vital después de que su padre, Carl Maclaren, le diera un beso y, sin saberlo, le contagiara herpes.
El y la madre del bebé, Marrie-Claire están haciendo campaña por una mayor conciencia sobre los peligros de que los recién nacidos estén en contacto con el herpes labial. Kaiden nació cinco semanas antes de tiempo en marzo de 2012, pero fue enviado a casa con sus padres después de tres días. Pero cuando se negó a tomar la mamadera y se puso azul, sus padres lo llevaron al hospital. Después de 48 horas, a MacLaren y McCormick les dijeron que el bebé había contraído el virus del herpes simple y que sus posibilidades de supervivencia eran muy pocas.
“Cuando me dijeron que era herpes, no lo podía creer. Me preguntaba cómo era posible que un bebé tuviera herpes”, dijo la mamá al diario The Sun. “Cuando los doctores me dijeron que el virus se transmitía por el contacto directo de una herida, miré a Carl, y él instintivamente se tocó el labio.
En ese momento, vi que su corazón se partía en dos. Carl se desmoronó.” Kaiden tenía sólo dos meses cuando murió debido a un fallo múltiple de órganos producido por el virus.
MacLaren dijo que aún se siente culpable por la muerte de su hijo, pero su esposa, que está embarazada de nuevo, señaló que nunca lo culpó. “Me siento culpable, pero no tenía ni idea”, dijo MacLaren. “Por supuesto, si lo hubiera sabido, no habría estado cerca de él, y el bebé todavía estaría aquí hoy”. “Todo lo que él hizo con nuestro bebé fue darle amor y afecto. Fue un padre perfecto”, agregó la mujer. Ahora la pareja lucha para que exista una mayor conciencia pública sobre los peligros de la exposición de los bebés al herpes labial, aparentemente inofensivo.
“Sólo hay una cosa peor que el dolor de haber perdido a nuestro hijo, y es la angustia de saber que su muerte podría haberse evitado”, dijo McCormick. “Nadie nos dijo que el herpes labial de Carl planteaba semejante riesgo.
Nosotros solo colmamos al bebé de amor y de besos. Ahora lo único que podemos hacer es advertir a otros padres para que se ahorren este dolor. Ningún bebé debería morir de un beso”. Además de contar su historia, la pareja ha iniciado una petición para que el gobierno del Reino Unido informe a los padres acerca de los efectos que el herpes labial puede tener en los bebés.
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