La celebración de Corpus Christi es una festividad de la iglesia católica que se remonta a los años 1192-1258, y se realiza en muchos países del mundo. El Día de Corpus Christi es conocido también como la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo; anteriormente, esta fiesta era llamada Corpus Domini (Cuerpo del Señor).
Esta conmemoración tiene su origen en un hecho milagroso acaecido en los Países Bajos donde una religiosa, Santa Juliana de Mont-Cornillón, cerca de Lieja, tuvo una visión referente al mayor culto a la Eucaristía. Esto sucede en 1208.
En 1246 el Obispo de Lieja aprueba la celebración del Corpus Christi en su Diócesis. Finalmente el 8 de septiembre de 1264 el Papa Urbano IV, por medio de la bula “Transiturus”, hace extensiva dicha festividad a toda la Iglesia.
La fiesta del Corpus Christi es una manifestación externa y social de la Presencia Real de Jesucristo en la Eucaristía: “Dios Hijo se ha quedado con nosotros con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la Sagrada Hostia y es merecedor de nuestra adoración interna y externa”, dicen los católicos.
Esta fecha es aprovechada para que los menores que han sido preparados con la doctrina de la Catequesis hagan su primera comunión, lo que se convierte en un día especial para aquellos que recibirán de forma simbólica el Cuerpo de Cristo.
Leyenda
En la República Dominicana este día no es laborable ni movible, y se vincula con la fe en lo intangible del fenómeno de la transformación del pan en el Cuerpo de Cristo.
Hace pocos años era una de las fiestas religiosas que más fervor despertaba entre los creyentes y era frecuente escuchar historias de ancianos y parientes sobre sucesos que producían asombro o historias de desgracias que habían ocurrido a personas que laboraban u obligaban a laborar en este día.
Una de estas historias se refería al agricultor que hizo trabajar un día de Corpus Christi a sus animales, preparando la huerta. El buey, que tiraba del arado, le advirtió que este era un día consagrado del Señor y que era pecaminoso lo que hacía al forzarlo a trabajar.
El asombro que le produjo a aquel hombre el hecho de que el animal le hablara casi le provocó un desmayo y desde ese día nunca más volvió a laborar en los días de guardar reposo.
Pero, los tiempos han cambiado bastante y la vieja fábula del “buey que habló a su amo” es cosa del pasado, ya que miles de dominicanos aprovechan la ocasión para realizar diversas actividades, alejadas del sentido de la fecha santa católica. Al punto que la solemnidad del Corpus Christi cada vez se va perdiendo.
Quizás sea el momento oportuno para una reflexión al respecto.
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