Miles de personas se han vuelto a concentrar esta tarde en la plaza de Catalunya después de la carga policial de esta mañana que se ha saldado con 121 heridos leves -37 de ellos policías- y un detenido. La operación ha servido a la policía para desmantelar el campamento pero el movimiento ha resurgido si cabe con más fuerza por la indignación que ha provocado la actuación de los Mossos d'Esquadra y los agentes de la Guardia Urbana. La plaza tiene ahora casi el mismo aspecto que el primer día en que se inició el movimiento: muchos jóvenes están instalando de nuevo sus tiendas de campaña. No cabe ni una aguja en la plaza a la que se han sumado los manifestantes en contra de los recortes sanitarios del Gobierno de Artur Mas y los indignados que han acudido a la convocatoria de las 19.00 horas realizada por los organizadores.
El llamamiento a la resistencia pacífica ha sido un éxito. Y la concentración ha vuelto a ser transversal. Familias con niños, ancianos y jóvenes, muchos con flores y las manos pintadas de blanco en protesta contra la carga policial. Las pancartas y las consignas contra la policía pidiendo la dmisión de Felip Puig han sido constantes
El ambiente es ahora distendido y muy diferente a las escenas de tensión vividas a primeras horas de la mañana. Los acampados han reconquistado la plaza de Catalunya sobre las 13.00 horas y los antidisturbios han abandonado el lugar al considerar que ya habían acabado su cometido que, oficialmente, era limpiarla. La operación conjunta entre los Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana se ha iniciado a las 7.00 en la plaza de Catalunya para que los acampados del movimiento 15-M abandonaran el lugar temporalmente y así asear la zona por "motivos de salubridad". Sin embargo, los indignados han rechazado en asamblea retirarse para permitir el trabajo de las brigadas de limpieza. "Esto no es limpieza, es un desalojo", gritaban algunos de los acampados.
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