Los familiares de las víctimas vieron este domingo fluir el agua en las dos inmensas fuentes construidas donde alguna vez se erigieron las Torres Gemelas, y la desesperación por el lento ritmo de la reconstrucción latente en otros aniversarios quedó de lado al ver por fin el Memorial del 11-S inaugurado hoy oficialmente.
Allí, en la nueva "zona cero" que trata de olvidar el humo y los escombros que se hicieron con esa área diez años atrás, los familiares pudieron leer los nombres de quienes perdieron la vida en los atentados a las Torres Gemelas, tanto en 1993 como en 2001, así como los de los muertos en el ataque al Pentágono y en el avión que se estrelló en Pensilvania, que están grabados en los paneles de bronce que rodean las dos fuentes del parque.
Como en cada aniversario desde que se produjeron los atentados, los nombres de las 2.983 víctimas fueron leídos por sus propios familiares, una actividad que transcurrió con la música como telón de fondo del chelo de Yo-Yo Ma, las guitarras de James Taylor y Paul Simon y la flauta de Emi Ferguson.
"Con todo el dolor de mi corazón, mi esposo, Pedro Francisco Checo", dijo en español la mujer de una de las víctimas, quien entre sollozos expresó que él siempre será "la pieza que falta en nuestro puzzle".
La voz de los familiares se entrecortó mientras recordaban a los padres, madres, hijos, hermanos, tíos o abuelos que perdieron la vida en el mayor atentado terrorista de la historia de Estados Unidos y que una década después "todavía parece que fuera ayer", según expresó otra de las víctimas.
El silencio inundó Nueva York a las 8.46 hora local (12.46 GMT), el momento exacto en el que se estrelló el primero de los aviones contra la Torre Norte, y lo hizo cinco veces más para conmemorar cuando el segundo impactó en la Torre Sur, el desplome de los dos rascacielos, el ataque al Pentágono y la caída de la aeronave en Pensilvania.
El acto de este décimo aniversario fue probablemente el más ceremonioso de todos, con la presencia por primera vez del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien acudió acompañado de su esposa, Michelle, y en una muestra de unión, de su predecesor, George W. Bush, y su mujer, Laura.
La unidad de los estadounidense en torno a la tragedia del 11-S quedó patente en sus intervenciones durante la ceremonia, ya que en lugar de pronunciar un discurso, Obama recitó el Salmo 46 de la Biblia y Bush un fragmento de una carta que Abraham Lincoln envió a la madre de un soldado muerto en la Guerra Civil en EE.UU.
"Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar", dijo Obama en la que supone la primera vez que un presidente de EE.UU. rinde homenaje a las víctimas el día del aniversario del 11-S.
También participaron en la ceremonia, entre otras muchas personalidades, el entonces alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, así como el actual gobernante de la ciudad, Michael Bloomberg, quien dijo: "jamás podremos olvidar lo que pasó aquí", una destrucción que convirtió "la más azul de las mañanas en la más oscura de las noches".
La lluvia pronosticada para esta mañana de domingo no apareció y el color del cielo, parecido al azul cristalino del día en el que se modificó el rumbo de la historia reciente, predominó durante las más de cuatro horas y media que duró la ceremonia.
Familiares, políticos y neoyorquinos en general respiraron aliviados porque finalmente la ceremonia transcurrió sin ningún incidente o alarma, pese a que el jueves las autoridades estadounidenses alertaron de una amenaza "creíble y específica", aunque no corroborada, de un atentado por parte de Al Qaeda.
Con el intento de venganza del grupo terrorista por la muerte de Osama bin Laden ya en un segundo plano, Nueva York pudo hoy así pasar la página y rendir su primer homenaje a las víctimas sin la sombra del que fuera el autor intelectual de los atentados que cambiaron al mundo hace diez años. EFE
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