Un experimento liderado por la Escuela Federal Politécnica de Lausana (EFPL) ha obtenido ratones y gusanos con músculos más fuertes y mejor constituidos, lo que les permite, entre otras cosas, correr más rápido y más lejos que sus congéneres. Tras haberse eliminado de sus organismos por manipulación genética un receptor que inhibe la fabricación de tejido muscular, estos ratones y gusanos demostraron ser “verdaderos corredores de maratones”
, capaces además de aguantar mejor las bajas temperaturas. La institución científica suiza indicó que si estos resultados se confirman en seres humanos se podría tratar la degeneración muscular originada por el envejecimiento o por determinadas condiciones genéticas. Nuevas investigaciones sobre las probables aplicaciones terapéuticas de este descubrimiento podrían favorecer, por ejemplo, a las personas mayores que por su fragilidad muscular son propensas a las caídas, en ocasiones con graves consecuencias. Incluso se vislumbra la posibilidad de que esto sirva de base para un tratamiento de las distrofias musculares de origen genético, afirmó el profesor Johan Auwerx, director del Laboratorio de Fisiología Integrativa y Sistémica del EPFL y máximo responsable de la investigación. Las conclusiones de este experimento, en el que colaboraron el Centro Integrativo de Genómica de la Universidad de Lausana y el Salk Institute (California), permiten entender mejor ciertos mecanismos que determinan la constitución de los seres vivos.
“Si no estuviesen retenidos por el efecto de un inhibidor natural, los músculos serían más fuertes, más poderosos y mejor constituidos de lo que son”, explicó el EPFL en un comunicado. Una vez que entendieron eso, los científicos que participaron en este experimento decidieron manipular el receptor en cuestión y crearon “súper ratones” con una musculatura dos veces más efectiva que la de sus congéneres. “Los ratones que sufrieron esta mutación se convirtieron en verdaderos corredores de maratones, capaces de correr más tiempo y más rápido antes de mostrar las primeras señales de cansancio”, destacó la institución.
Esos ejemplares pudieron correr casi el doble de la distancia recorrida por ratones que no fueron sometidos al tratamiento, y no sólo eso, sino que también mostraron una mejor tolerancia al frío. Otro aspecto destacable del descubrimiento es que todos los resultados pudieron ser igualmente constatados en gusanos, lo que para los científicos implica que se pueden aplicar a un amplio espectro de seres vivos. Según el artículo científico en el que se han divulgado estos descubrimientos, esta experiencia ha ido más allá que otras en las que también se crearon “súper ratones”, pero que se concentraron en la manera en que la energía se consumía en el músculo. Esta vez se ha observado profundamente “la constitución misma del músculo durante el crecimiento del organismo”, afirmaron los autores de la investigación. El tejido adiposo de los ratones ofreció otras conclusiones sorprendentes- la eliminación de ese mismo receptor-inhibidor permitió modificar su corpulencia. El tratamiento hizo más obesos a los especímenes estudiados, pero sin que sufrieran en absoluto de diabetes, como los ratones con un sobrepeso similar por otras razones, sostuvo el profesor Auwerx. Y uno de los aspectos que más anima a los científicos involucrados es que no encontraron “ni el más mínimo efecto secundario desfavorable” en la eliminación del receptor-inhibidor en cuestión. Esto ya los ha lanzado a la búsqueda de moléculas medicamentosas capaces de hacer disminuir el efecto de ese receptor. Auwerx reconoció que si se comprueba que todo esto es aplicable a las personas, el hallazgo podría constituirse en una alternativa para los deportistas deshonestos que actualmente buscan mejorar su rendimiento físico a través del dopaje con sustancias químicas. EFE
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