Derek Fisher no está teniendo la temporada más plácida de su vida. Cabecilla de los jugadores duranteel 'lockout', el base de los Lakers ha vivido uno de los veranos más convulsos de su carrera, soportando todo tipo de críticas por su labor al frente del sindicato de jugadores. Fisher esperaba el comienzo de la temporada como redención de sus 'pecados'.
Fisher se mantiene impertérrito ante las críticas. Él sigue trabajando para dar lo mejor de sí en la pista. Tiene fe ciega en sus posibilidades. Una confianza que le permite seguir siendo decisivo cuando el balón más quema en las manos.Nada más lejos de la realidad. Las críticas se han convertido en compañeras inseparables del jugador de los Lakers, que tiene que ver cómo cada noche, a pesar de sus 37 años y sus cinco anillos, tiene que demostrar su valía. Los Lakers no convencen con su juego y muchas de las miradas apuntan directamente al base titular del equipo.
Fisher se ganó esta credibilidad gracias a su facilidad para anotar los tiros decisivos. Para el recuerdo el que encestó en el quinto partido de las semifinales de conferencia frente a los Spurs a falta de cuatro décimas.
Frente a los Dallas Mavericks, Fisher repitió la maniobra. No era un partido a vida o muerte y quedaba algo más de tiempo (tres segundos). Al base no le tembló el pulso. Los Lakers no habían encestado ninguno de sus intentos desde más allá del arco en todo el partido. Fisher aceptó la responsabilidad y anotó la canasta decisiva.
Tres puntos que evitaban la segunda derrota de los Lakers en el Staples Center esta temporada. Además, con estos tres puntos Fisher impedía que los Lakers igualasen su peor registro anotador de la historia, cifrado en 70 puntos.
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