Importa el dinero y el jugador no es más que una mercancía en manos de los dueños de las franquicias, tal y como está comprobando Pau Gasol. Ya no oculta su decepción por la situación que atraviesa, esa que le lleva a buscar los periódicos cada mañana para saber en qué equipo va a jugar el próximo partido. Su deseo de continuar en Los Ángeles no importa a nadie. "El futuro está fuera de mis manos. Parece que los Lakers están esperando a que llegue una oferta para apretar el gatillo", comenta el jugador español.
Se va uno, viene otro. Pasa en el baloncesto, beisbol, hockey sobre hielo y en el 'soccer'. Sólo los iconos publicitarios -más por el poder la marca que les patrocine que por cualquier otra circunstancia- tienen un arraigo social importante. Y Gasol está comprobando desde el pasado mes de noviembre lo ingrata que puede llegar a ser una industria como la del deporte norteamericano. El pivot español sabe que los dueños de los Lakers no le quieren, que el idilio ha terminado, que no importan los dos anillos y las series finales que reflejan sus cuatro años de historia en Los Ángeles. No cuentan con él y le buscan equipo día tras día. Sin rubor alguno.
Desde que allá por el mes de diciembre se solucionara el cierre patronal de la NBA, Pau ha sido colocado en Orlando, Houston, Nueva Orleans y Minnesota, últimos destinos elegidos por los dueños de los Lakers, que no disimulan en condenar al pivot por su poca aportación en las eliminatorias pasadas y por las críticas públicas al sistema de juego que empleó Jacksondurante la pasada temporada y que ahora ha ratificado Brown, que no es otro que el de Kobe Bryant contra todos y todo. Está convencido que en cualquier momento puede cambiar de equipo, tanto es así que a sus amigos españoles les dice que no programen viajes hasta Los Ángeles ante lo inminente del cambio.
Traspasos en los que los jugadores no tienen voz
Pau sabe que el día menos pensado llegará al Stapels Center y le dirán que haga las maletas hacia su nuevo equipo. "Cada día me trago los rumores, intento olvidarlos. No pienso en ello, pero no depende de mí el seguir. Sólo quiero pasarlo bien, pero no es fácil en estas circunstancias", comenta Gasol en la ESPN. Pese a ello, Pau está consiguiendo en los últimos partidos los mejores números de la temporada, con cifras que recuerdan al de un pasado muy reciente. Esta delicada situación ha llevado a Gasol a quedarse fuera del All Star, lugar que ha ocupado Marc Gasol con todo merecimiento y con su nuevo contrato de once millones por año, lejos de los quince de su hermano mayor.
En las diferentes competiciones deportivas profesionales de Estados Unidos, los jugadores no tienen ni voz ni voto en su futuro. Las operaciones se pueden llegar a cerrar a tres y cuatro bandas. Intervienen los dirigentes de los equipos y a los jugadores solo les queda aceptar cuando cierren el acuerdo. Para ello tienen garantizadas unas mejoras salariales en caso de cambio. ¿Cuál es la consecuencia de este sistema? Por un lado la modélica gestión acompañada de una transparencia de todas las operaciones, pero por otro el resto de apego y compromiso de un jugador con el equipo. De ahí que el deporte en el país norteamericano sea un torrente sin fin de números, de estadísticas personales que buscan el lucimiento del jugador antes que el triunfo del equipo. No es extraño ver cómo un jugador celebra una derrota de su equipo por unos números particulares que destacan por encima del resto.
Sergio Rodríguez se sinceró semanas atrás a El Confidencial. "El apego que tienes a un equipo en la NBA es, en muchas ocasiones, al dinero que te pagan", afirma un jugador que en su último año estuvo en tres equipos diferentes (Portland, Sacramento y New York Nicks). Rudy Fernández vio cómo fue traspasado de Portland a Dallas y a su vez a Denver sin pisar el suelo del campeón de la NBA. Ahora, José Manuel Calderón se encuentra en una situación muy parecida a la de Pau. La franquicia canadiense se quiere quitar los ocho millones de euros que gana y le busca equipo sin preguntar al internacional español preferencia ni deseo alguno.
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