El terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter (7,4 según el Servicio Geológico de Estados Unidos) que sacudió a México provocó un gran susto en la población, sin que se hayan registrado hasta el momento víctimas fatales, ni daños materiales de consideración, aunque se habrían constatado una decena de heridos.
El epicentro se ubicó en el sur del país, y se hizo sentir con fuerza en la Ciudad de México a las 12:02 p.m., hora local.
Durante la sacudida hubo escenas de pánico en miles de personas que salieron con prisa de sus casas, escuelas y centros de trabajo. Los servicios telefónicos se interrumpieron por varias horas.
En las tres horas siguientes al temblor original, se produjeron diez réplicas de entre 4 y 5 grados en la escala Richter.
El presidente Felipe Calderón dijo no tener reportes de daños materiales. Lo que hubo, añadió, fue "un susto muy fuerte y no tenemos vidas que lamentar".
Calderón se comunicó con el jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, y con el gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, quienes en un primer momento no reportaron daños mayores.
Por su parte, Marcelo Ebrard, jefe de gobierno del Distrito Federal, indicó que se trabajaba de manera coordinada con las autoridades federales, para hacer la evaluación de daños, que hasta ahora no parecen graves
"Por fortuna no tengo hasta ahora ningún daño mayor, ningún edificio colapsado, lesionado o pérdidas de vidas en la Ciudad de México. Están funcionando normalmente todos los servicios estratégicos, sistema de salud, sistema de transporte, sistema de comunicación del gobierno de la Ciudad de México y estamos ahora procediendo a revisar y supervisar daños como grietas, cuarteaduras e inclinaciones en algunos edificios", declaró Ebrard.
Posteriormente, el gobernador Ángel Aguirre informó que unas 800 casas resultaron dañadas, y unas 60 se cayeron, en el estado de Guerrero.
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