KABUL — Los ataques suicidas coordinados lanzados el domingo por los talibanes en Kabul y otras partes de Afganistán finalizaron tras 17 horas de combate, dejando 51 muertos, incluidos 36 asaltantes, en lo que supone un nuevo revés para el gobierno afgano y la comunidad internacional.
El presidente afgano, Hamid Karzai, calificó lo ocurrido de "fracaso" de los servicios de inteligencia afganos y de la OTAN.
Estas acciones de guerrilla, que marcan el inicio de su tradicional "ofensiva de primavera" según los talibanes, dejaron 11 muertos en las fuerzas afganas y cuatro civiles más, según datos oficiales.
Dentro de menos de un mes, en una cumbre de la OTAN en Chicago, los gobiernos occidentales quieren examinar cómo apoyarán a Kabul tras la retirada de las fuerzas internacionales de combate a finales de 2014. Las fuerzas afganas asumirán entonces el desafío de tomar el relevo.
El mando estadounidense de la fuerza de la OTAN alabó "claramente un progreso" en la capacidad de los afganos de tomar el relevo de los soldados extranjeros, tras la muerte de los asaltantes.
Pero como han destacado los talibanes desde el inicio de los ataques, los asaltantes kamikazes estaban destinados a morir como en la mayoría de las acciones de guerrilla. Muchos murieron al activar su cinturón explosivo contra objetivos en el corazón de una capital ultraprotegida.
Al menos seis ataques coordinados han tomado como objetivo el Parlamento, un vicepresidente, la fuerza internacional de la OTAN (ISAF) y embajadas occidentales en la capital afgana.
Las fuerzas de seguridad vencieron el domingo por la noche a los últimos atacantes replegados en Kabul, tras 17 horas de combate, con el apoyo de los helicópteros estadounidenses.
Además de los 51 muertos, unos 50 miembros de las fuerzas afganas así como 25 civiles han resultado heridos en los ataques en Kabul y en otras tres provincias, uno de ellos contra una importante base aérea de la ISAF en Jalalabad (este).
Los talibanes, derrocados a finales de 2001 por una fuerza internacional liderada por Estados Unidos, han intensificado considerablemente su insurrección en los tres últimos años y han extendido sus acciones de guerrilla a la casi totalidad del territorio.
"Dos de los asaltantes en Kabul estaban vestidos con burkas (vestimenta femenina que oculta el rostro y el cuerpo) y llevaban flores" cuando abrieron fuego, contó el ministro del Interior, quien añadió: "de nuevo, todos los insurgentes han sido humillados y murieron".
"Estoy muy orgulloso por la rapidez de la respuesta de las fuerzas afganas en Kabul", reaccionó el domingo por la noche el general estadounidense John Allen, al mando de la ISAF. Más de dos tercios de los cerca de 130.000 soldados de la fuerza internacional son estadounidenses.
Pero estos nuevos ataques en una ciudad llena de puntos de control y de soldados y policías bien armados, aumentan los temores de los expertos sobre la evolución del conflicto. "El hecho de que hayan logrado lanzar simultáneamente ataques complejos demuestra cierto nivel de sofisticación para moverse sin ser detectados", subraya Martine van Bijlert, de la Red de Analistas de Afganistán, un 'think tank' especializado en este conflicto.
"Aunque es verdad que las fuerzas afganas han demostrado esta vez una mejor capacidad de reacción, los talibanes han demostrado su capacidad para golpear de forma coordinada donde quieren, cuando quieren", analizó para la AFP un diplomático occidental en Kabul, que pidió el anonimato.
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