El lanzamiento de prueba por parte de India de un misil balístico Agni-V esta semana es una señal potente de la creciente capacidad nuclear del país.
El arma - con un rango de más de 5.000 kilómetros, es capaz de transportar una carga explosiva nuclear a la capital china, Pekín. El Agni-V es el último de una serie de misiles desarrollados en India de rangos y capacidades variadas.
El sistema estará en operaciones dentro de unos dos años, incrementando significativamente la capacidad bélica nuclear de India.
¿Debe China preocuparse? Probablemente no, de acuerdo con el experto nuclear estadounidense Fravel Taylor, profesor asociado en el Instituto de Tecnología de Massachusetts.
"El misil ha estado en desarrollo durante algún tiempo", me dijo, "y ya ha sido tomado en cuenta por la planificación china.
"El desarrollo de este misil no socava la capacidad propia de disuasión de China", dice, "a pesar de que puede fortalecer a India. China mantiene la capacidad de sobrevivir a un primer ataque nuclear de India, por poco probable que esto pueda ser."
Poca importancia
De hecho, los expertos occidentales se han apresurado a minimizar la importancia de la prueba de misiles de la India, teniendo en cuenta que la dinámica nuclear de la región es complicada e implica otros países, no sólo a India y China.
Jeffrey Lewis, quien encabeza el Programa de No Proliferación en el Este de Asia del Centro de Estudios sobre la no proliferación en Monterey, California, lo expresa así: "Pekín tiende a centrarse mucho más en Estados Unidos, en lugar de India. Las autoridades indias hablan de China mucho más de lo que sus homólogos chinos hablan de ellos".
De hecho, sospecha que "el énfasis de Nueva Delhi en China está más orientado a molestar a Pakistán que a competir con China".
China ya está modernizando sus propios sistemas de misiles de mediano alcance que podrían ser utilizados para objetivos en India. Pero, como señala Taylor Fravel, "India y China tienen doctrinas nucleares similares, ya que ambos hacen hincapié en no ser el primero y en lograr la disuasión a través del desarrollo de un segundo ataque seguro."
Hay que recordar que, en comparación con Rusia y Estados Unidos, China e India tienen arsenales nucleares relativamente pequeños. Se cree que China tiene una reserva de alrededor de 240 ojivas nucleares, con tal vez 175 de ellas activas.
En los últimos años ha estado desplegando misiles de combustible sólido más modernos como el DF-5A con rango intercontinental capaz de amenazar a Estados Unidos. También despliega una serie de sistemas de corto alcance, como el DF-21, una amenaza potencial a India.
Desde el mar
La modernización por parte de China de su fuerza de disuasión nuclear incluye el desarrollo de un pequeño número de submarinos con misiles balísticos, pero todavía no se considera que hayan alcanzado la capacidad de lanzar los proyectiles desde un submarino en alta mar.
Se cree que India, por su parte, tiene alrededor de 100 ojivas nucleares, algunas con capacidad de ser lanzadas desde aviones. Pero el grueso de su fuerza nuclear se basa en misiles de corto alcance Prithvi y variantes de mediano rango del misil Agni.
India también está tratando de formar una fuerza de disuasión nuclear basada en el mar. Está construyendo una nueva clase de submarinos de propulsión nuclear destinados al transporte de misiles balísticos. El primero de estos barcos de clase Arihant ya fue lanzado y se espera que entre en servicio el próximo año. Se tienen previstos cinco más.
Sin embargo, Jeffrey Lewis sugiere que es un error ver en la dinámica entre Beijing y Nueva Delhi ecos de la Guerra Fría entre EE.UU. y la Unión Soviética.
"Dudo mucho", dice, "que China e India participarán en una carrera armamentista, a escala reducida o de otra manera.
"Ambos países", argumenta, "tienden a buscar las mismas capacidades específicas, pero no producen grandes cantidades de armas nucleares o misiles con capacidad nuclear."
Él sugiere que China y la India parecen estar llevando a cabo lo que él llama un enfoque orientado a la "posesión" en su modernización nuclear: "Ellos están desarrollando un pequeño número de armas cada vez más avanzadas que otras potencias tienen.
"Ninguno de los países, sin embargo, ha producido ni remotamente el número de armas nucleares o misiles con capacidad nuclear que cada uno es capaz de producir."
Una amenaza creciente - ¿para quién?
De acuerdo con Taylor Fravel, "la dinámica principal de la modernización estratégica nuclear de China es la necesidad de mantener una capacidad de segundo golpe seguro". En otras palabras, la capacidad de lanzar un contraataque si China es atacada con armas nucleares.
"Desde la perspectiva de China", dice, "la principal amenaza para esta capacidad viene de Estados Unidos, que ha estado desarrollando defensas contra misiles balísticos que podrían impedir que China lance un contra-ataque, así como capacidad de ataque de precisión a largo alcance que podrían ser utilizados para atacar las fuerzas nucleares de China (o los sistemas de mando y control) con armas convencionales y no nucleares."
De hecho, es en Estados Unidos donde el debate sobre la importancia o no de la modernización nuclear de China tiende a ser más activo que casi en cualquier otra parte.
Esto viene en un contexto de discusión acerca de reducir eventualmente el arsenal militar de EE.UU. aún más- por debajo de las 1.550 ojivas desplegadas establecidas por el acuerdo de reducción de armas más reciente con Moscú. Cabe señalar que el arsenal de EE.UU. en 2010 se situó en unas 2.468 ojivas operativas de acuerdo a la respetada revista The Bulletin of the Atomic Scientists.
Algunos en EE.UU. ven los planes de modernización de China, especialmente su esfuerzo por desarrollar un componente de alta mar para su fuerza de disuasión nuclear - como un indicio de una creciente amenaza para los Estados Unidos continentales.
Los críticos de China apuntan a una enorme red de túneles subterráneos que algunos creen que podría estar escondiendo una parte importante de su arsenal nuclear.
Otros analistas tienen una visión menos dramática, con el argumento de que todo lo que sabemos acerca de la disuasión china sugiere un ritmo más lento de modernización. Estas diferencias estuvieron en evidencia cuando el Comité de Servicios Armados del Congreso estadounidense recibió evidencia de varios expertos en octubre del año pasado.
En lo que todos estuvieron de acuerdo fue en que la falta de transparencia por parte de Pekín sigue siendo un grave problema para hacer una evaluación exacta de la trayectoria nuclear de China.
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