MADRID. AFP. El anuncio de un nuevo plan de recortes que
entre otras medidas reducirá sueldos a los funcionarios y aumentará el IVA está
haciendo crecer todavía más el descontento de los españoles, ahogados desde 2010
por sucesivos planes de ajuste y por una crisis que parece no tener fin.
Cada día trae sus malas noticias y el pasado viernes el gobierno aprobó un
plan de recortes sin precedentes para reducir el gasto público en 56 mil 440
millones de euros, tal y como había anunciado el miércoles el ejecutivo de
Mariano Rajoy.
Pero el objetivo es recortar 65 mil millones de euros hasta 2014, de manera
que para encontrar los ocho mil 500 millones que faltan se necesitarán nuevas
medidas, como un probable aumento del precio de la electricidad que afectará a
empresas y consumidores.
El futuro augura así nuevos sacrificios tras el anuncio del aumento del IVA,
que no sólo afecta a las familias, con muchas dificultades para llegar a final
de mes en un país donde uno de cada cuatro activos está en paro, sino también a
sectores como los del turismo o el automóvil.
Frente a esta situación los españoles que salen a la calle son cada día más
numerosos.
Desde el anuncio del nuevo plan, los funcionarios ya han salido varias veces
a la calle para protestar contra la supresión de la paga extra de Navidad y de
algunos días libres, nuevos sacrificios que se suman al recorte de sus sueldos
en un 5% en 2010 (desde entonces están congelados).
Movilización de los sindicatos. Los dos principales sindicatos, CCOO y UGT,
ya han anunciado una nueva jornada de movilización para el jueves y no descartan
una huelga general en septiembre.
Según los sindicatos, estas medidas afectan directamente a la clase media y a
los más frágiles y "no son la hoja de ruta para salvar a España" sino que van a
hundir al país todavía un poco más en la recesión.
"Jugar con el verano, la apatía, el miedo y la tendencia a la resignación" de
la gente seguirá alimentando la indignación de los españoles, advirtió el
secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo.
El dirigente sindical propone un referéndum sobre las medidas que podría ser
una alternativa "a la contestación pura y dura en la calle, a las huelgas y a
las manifestaciones".
Los sindicatos aseguran que quieren evitar los enfrentamientos violentos,
como los del pasado viernes en una manifestación de los indignados contra los
ajustes o los del miércoles pasado en la marcha de los mineros, que protestan
por los recortes de las subvenciones al sector.
El pasado 29 de marzo también hubo enfrentamientos con la policía en
Barcelona en la huelga general contra la reforma laboral.
Por el momento son minoritarias las manifestaciones que desembocan en
enfrentamientos, como los que se vivieron en las concentraciones de mineros.
Pero los españoles podrían acabar perdiendo la paciencia.
Aunque el gobierno repite que estos sacrificios son necesarios para salvar al
país, los españoles sufren desde 2010 sucesivos planes de austeridad provocados
en gran parte por el estallido de la burbuja inmobiliaria que llevó a España a
una crisis económica sin precedentes.
El sentimiento de injusticia se agrava todavía más con el anuncio de una
ayuda europea a los bancos españoles de hasta 100 mil millones de euros que no
conllevará ninguna sanción para los banqueros.
"No veo futuro. No tenemos trabajo. Nos están dejando sin sanidad y sin
educación", dice María Jimena, una joven de 25 años que acaba de terminar la
carrera de periodismo.
Pedro Hernández, un jubilado de 67 años, que vino a manifestarse el viernes,
denuncia por su parte que "no se puede tolerar lo que están haciendo, todos
estos recortes, funcionarios, parados".
"Y espera a ver si los jubilados no somos los siguientes", asegura.
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