08 agosto 2012

REPORTAJE ESPECIAL Se ganan la vida matando


Con frecuencia los asesinatos a sueldo ocupan los titulares de las noticias más escalofriantes de la actualidad dominicana.Gente que se gana la vida acabando con las vidas de los demás, una alarmante problemática social que por años ha imperado en varios países de Latinoamérica y que hoy también impacta a República Dominicana.

Para colmo de males, cada vez son más los menores de edad que incurren en esta práctica inhumana para producir dinero, un factor que el sociólogo Juan Miguel Pérez asocia a “su mano de obra barata, pues estos muchachos se inician en una carrera delictiva y evidentemente, como todo inicio, cobran menos que los ya consagrados en el oficio”.
Quienes tratan de dar frente al tema, lo relacionan con el aumento del narcotráfico y sus actividades afines. Según Demóstenes Martínez, presidente de la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados “el narcotráfico es el mayor aportador del sicariato en República Dominicana. Cuando una persona incumple con una transacción se procede entonces a este método”.
Muy parecido es el caso de “Miguelito”, desde hace dos años y medio recluido por homicidios a sueldo en el Centro de Atención Integral a Adolescentes en conflicto con la Ley Penal, conocido popularmente como Najayo Menores.
“Un capo nos ofrecía una cantidad de dinero para que le hiciéramos el servicio. Yo le decía que no lo podía hacer, pero me proponía que le disparara yo primero y que después le daba él. Había una persona que siempre le decía dónde debíamos hacer el trabajo y él iba y se le tiraba”, explica con voz tímida el joven que ahora se acerca a los 20 años de edad.
Como otros recluidos junto a él, inició sus actos delictivos influenciado por amigos con los que llegó a perpetrar hasta tres asesinatos por paga.Hoy asegura estar arrepentido debido a que perdió sus estudios ysu familia. Al parecer, los tratamientos que recibe durante su tiempo en Najayo Menoresjunto otros cientos de jóvencitos con historias similares regenan su conducta.
Más de 300 adolescentes que han reñido con la ley siguen albergados en ese centro donde reciben atenciones especializadas. Pero la estructura del mismo aún requiere mucho mejores condiciones.
Actividades deportivas, la enseñanza de oficios técnicos, educación básica e instrucción en labores de ganado y avicultura conforman parte de las actividades de rehabilitación en las que participan los internos en el recinto.
El psiquiatra Valentín Grecina por años trabaja de cerca con los menores internos. “En esos casos muchas veces estamos ante una enfermedad mental y el tratamiento psiquiátrico y el seguimiento socio familiar son mandatorios”, detalló.
Varias de las aulas donde trata a los jóvenes se encuentran en proceso de remodelación. También se construyen otras espacios para seguir lidiando con los más diversos trastornos de conducta. Los casos de los que se dedicaron al sicariato son los más graves.“Problemas de bipolaridad, ragos psicopáticos, personalidad equisoide, depresión mayor, trastornos conductuales de antisocialidad y otros”, resume el especialista.
Por esas razones, Ramona Coronado, directora del centro, afirma que el problema de los adolescentes que incurren en el sicariato es multifactorial, ante el cual urge la participación de todos los dominicanos.
En el Congreso Nacional el tema también es visto con preocupación. El diputado Demóstenes Martínez propone entre otras cosas, el aumento de la condena a los sicarios de 30 a 40 años de prisión.
Explica que en el nuevo código penal, será considerado sicario a“todo aquel que paga para que maten a alguien, el que sirvió de intermediario y el que ejecutó la acción. En consecuencia de ello, les correspondería la misma pena a todos”.
En el caso de los menores, las penas van de dos a cuatro años de prisión, pero algunos como el senador Dionis Sánchez proponen sanciones más severas pues, a su juicio, “si un menor comete un acto delictivo que es de adulto y lo condenamos a dos años y en menos de dos años está en la calle, probablemente lo que ha hecho es una maestría en la cárcel”.
Debido a esto entiende que si un menor de edad comete un delito que tiene categoría de adulto, debería recibir una condena de adulto.El legislador también reclama mayor dureza al sistema de justicia dominicano.
No obstante, de acuerdo a opiniones como las del sociólogoJuan Miguel Pérez, es emergente enfrentar directamente a los problemas sociales queprovocan este mal.
Conforme a su criterio la propuesta de aumentar las penas a los asesinos a sueldo es simplemente tapar el sol con un dedo, pues ninguna política pública de represión es fértil, ni sana, nipuede garantizar lo que se anda buscando.Valora que para terminar con eso, “tiene que haber unas políticas públicas diseñadas para ofrecerles esas oportunidades reales que compitan con las que el camino delictivo les trae”.
Puestos en libertad, luego de purgar sus condenas, las barreras que obstaculizan la reinserción social de estos muchachos se convierten en la principal motivación para volver a las calles. El psiquiatra Valentín Grecina, de Najayo Menores expresa con impotencia que en muchos casos trabajan los problemas en los caracteres de algunos menores durante tres y cinco años, pero que luego de su salida los muchachos son etiquetados, estigmatizados, rechazados y sus oportunidades cerradas. “O sea, un joven está practicamente enterrado”, puntualiza preocupado.
Para arrebatar del sicariato a los adolescentes que han sido arrastrados por esta práctica el diputado por San Cristóbal, Nelson Guillén, sugiere buscar la manera de integrar a la adolescencia a actividades productivas donde encuentren placer por el trabajo y la oportunidad de recibir un salario pulcro, que les permita atender sus necesidades.
Es lo que “Miguelito” espera encontrar cuando pronto obtenga la libertad. Asegura haber asimilado exitosamente su tratamiento y tener claro las cosas a los que no debe volver acercarse jamás.
“La juntiña, andar con una pistola o los últimos Jordan. Eso da atraso. Al momento te pones lindo y luego salen otros y quieres salir a la calle a atracar una persona para quitarle dos o tres mil pesos como yo hacía sin saber cómo esa persona se lo ganó”, concluyó.
El tema fue abordado de manera ampliada en un reportaje televisivo presentado en el programa investigativo Zona 5 de Telemicro.

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