En la sociedad dominicana está presente un fenómeno que era común en la Era de Trujillo: familias de estratos pobres, medios y altos que vendían a sus hijas sexualmente al dictador por un cambio en la situación económica, por mantener un estatus social y por complacencia al sátrapa.
En la actualidad, sale del escenario aquel actor comprador compulsivo, Rafael Leonidas Trujillo, y entran a escena turistas, empresarios, políticos, legisladores... que dan dinero, estatus, facilidades a cambio de sexo de niñas y adolescentes cuyos padres son los que participan en la transacción.
Para analizar sobre el tema HOY consultó a la antropóloga Tahira Vargas, al sicólogo Luis Vergés y al sociólogo Juan Montero.
En estos días ha estado en la palestra pública el caso del diputado perredeísta por Santiago Rodríguez, Ramón Antonio Fernández Martínez (Papo), quien fue condenado por la Suprema Corte de Justicia a un año de prisión en la cárcel de Najayo, por sustraer a una menor de 14 años.
Los jueces tomaron la decisión de condenar al legislador luego que la joven, que ahora tiene 20 años, declarara en audiencia que comenzó a salir con Papo en el año 2006, bajo la promesa de que recibiría una casa amueblada, el pago de sus estudios (llegó hasta el primero de bachiller), la manutención y un negocio para sus padres.
La víctima dijo también que recibió unos 150 blocks, como prueba que le construiría una vivienda.
Sin embargo, cuando el diputado incumplió su promesa y se retrasó en la entrega de la subvención mensual, los padres de la menor decidieron someterlo a la acción de la justicia.
Desde Trujillo. Vargas observa que en la sociedad dominicana, desde tiempos atrás, se da el fenómeno en el que familias acostumbran a ver el ejercicio de la sexualidad como un intercambio monetario.
En esa concepción y tendencia, dice, entra el uso de la mujer como un objeto sexual, independientemente de la edad y sin tomar en cuenta que cuando se trata de una menor se está ante violaciones de derechos.
Esa concepción trujillista no se ha erradicado en el país. Trabajos de campo realizados por Vargas han revelado que niñas y adolescentes son ofrecidas a turistas y personas que garanticen dinero a las familias, sin importar el estrato social, a cambio de que le ofrezcan bienestar. Las casan para uso sexual.
Hay familias que auspician y se benefician de esas transacciones económicas que conciben esas negociaciones como buenas para la menor porque le estarían haciendo un “bien” para su “futuro”.
“Hay niñas que son entregadas a hombres con considerable posición económica para que las pongan a estudiar, para que mejoren su condición económica como la de sus familias a cambio de sexo”, señala Vargas.
En esa lógica entran también las mujeres víctimas de trata y de tráfico.
Subcultura de la pobreza. Para el sicólogo Luis Vergés ese fenómeno es la parte más antiética que puede tener la subcultura de la pobreza, que tiene que ver con principios y con dignidad.
Considera que ese problema no debe enfrentarse solo con medidas represivas sino que se debe atacar como un fenómeno estructural, de lo que pasa en la familia en el marco de la pobreza.
Para el terapeuta los medios de comunicación juegan un papel importante, en descubrir esos casos que se dan con más frecuencia de lo imaginable pero que por la cultura del silencio y de los tabúes no se hacen evidentes.
Plantea, al igual que Vargas, que se emprendan políticas públicas cuya implementación vayan en la línea de introducir en el sistema educativo valores.
De su lado, Tahira Vargas cree que se debe fomentar la equidad de género, los derechos de la niñez, sexuales y reproductivos.
Entiende que la extensión del fenómeno demuestra que la sociedad dominicana vive un drama social y cultural que no es de plenos conocimientos de los que manejan las políticas públicas y que por eso no se dan los cambios.
En tanto, el sociólogo Juan Montero considera que ese fenómeno está vinculado a la dignidad de las personas, al nivel de empobrecimiento que ha sido sometida la sociedad dominicana en el orden social, moral y económico.
“Cuando se quita la oportunidad de educarse, cuando existe una visión integral de la vida, no se tiene necesidad de caer en esa situación”, señaló.
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Derechos del niño
Niños, niñas y adolescentes tienen derecho a ser protegidos contra toda forma de abuso. El abuso sexual y la explotación sexual comercial (ESC) son un crimen y una violación severa de los Derechos de la Niñez. La ESC es la utilización de los niños, niñas y adolescentes para la satisfacción sexual de y por adultos a cambio de remuneración en dinero o especie al niño/a, o a terceras personas. En RD existe el 136-03 Código para la protección de los derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes
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