AMBIÉN OCUPA ESA POSICIÓN EN INFRAESTRUCTURA Y DESARROLLO SEGÚN INFORME PRESENTADO POR EL FORO ECONÓMICO MUNDIAL
Chile sigue siendo el país más competitivo de Latinoamérica, una región que si bien ha hecho progresos en esta área en los últimos años, tiene que enfrentar enormes desafíos, como unas infraestructuras pobres, un sistema educativo débil y poca inversión en Investigación y Desarrollo (I+D).
Así lo establece el informe Competitividad Global 2012-2013 presentado hoy en Ginebra por el Foro Económico Mundial (FEM), que analiza la situación de 144 países.
El estudio, elaborado por siete economistas liderados por el español Xavier Sala i Martí, de la Universidad de Columbia (EE. UU.), mide la competitividad de los países según un baremo y detecta los escollos que les impiden avanzar en esta área.
La lista está liderada un año más por Suiza, seguida de Singapur, Finlandia, Suecia, Holanda, Alemania, Estados Unidos, Gran Bretaña, Hong Kong y Japón.
España se encuentra en la posición 36, la misma que el año pasado.
"Aunque la situación macroeconómica y el acceso a la financiación se ha deteriorado mucho, se ha aplicado la reforma laboral y la del sistema financiero, lo que ayudará a mejorar la situación a medio plazo", señaló a Efe Beñat Bilbao, economista del FEM.
En el puesto 39 se sitúa Chile, el primer país latinoamericano de la lista, al que sigue Panamá (40), Brasil (48), México (53), Costa Rica (57), Perú (61), Colombia (69) Uruguay (74), Ecuador (86), Honduras (90), Argentina (94), El Salvador (101), Bolivia (104), República Dominicana (105), Nicaragua (108), Paraguay (116), y Venezuela (126).
El informe considera que si la región mejorara sus problemas de inseguridad y de infraestructuras, e invirtiera más y mejor en educación para poder responder a las demandas de I+D, multiplicaría sus niveles de competitividad y obtendría mejores resultados económico-comerciales.
"Lo que vertebra a la región son sus debilidades. Como la región está creciendo, el incentivo es mejor y la visión, tanto de los gobiernos como de los empresarios, es 'cortoplacista'. Deben pensar en innovar para ser más competitivos", agregó el economista.
Con respecto a Chile, el informe alaba muchas de sus cualidades (instituciones eficientes y transparentes, infraestructuras desarrolladas, entre otras), pero reclama un mejor sistema educativo, un mayor uso de las tecnologías de la información y un refuerzo del sistema nacional de I+D.
Según el FEM, Panamá ha mejorado sustancialmente en los últimos años, pero sigue a la cola en aspectos como la independencia judicial, una de las peores de la región, algo determinante para la confianza de los inversores extranjeros.
Brasil ha mejorado cuatro puntos respecto a la pasada edición del informe, pero su competitividad sigue siendo baja con respecto a su peso internacional a causa de "una reducida confianza en los políticos, y una eficiencia gubernamental muy baja exacerbada por una excesiva regulación".
"La corrupción y la falta de transparencia siguen afectando, y aunque hay bolsas de excelencia en término de innovación, no se traduce en toda la economía", aseveró Bilbao.
El informe recuerda el problema sin resolver de la calidad del transporte, y "el desafío permanente de la calidad de la educación, que no responde a la necesidad creciente de un mercado laboral cada vez más sofisticado".
Unos problemas que el texto también detecta en México, y que se agrava con una "deficiente mercado laboral, demasiado rígido para contratar y despedir".
El FEM reclama a Costa Rica que los procedimientos para empezar un negocio sean largos y complicados, y que haya escasez de financiación para las empresas.
Una de las peores caídas del listado del FEM es la de Uruguay, que pierde 11 puestos con respecto a 2011, a causa de "presiones inflacionarias y una alta deuda pública, que han deteriorado las condiciones macroeconómicas y han hecho aparecer dudas sobre las sostenibilidad de los recientes índices de crecimiento".
El informe recuerda que Uruguay cuenta con uno de los sistemas laborales más rígidos del mundo (dificultad para contratar y despedir, falta de flexibilidad para determinar el sueldo y no hay relación entre el pago y la productividad), y un sistema educativo que no genera los conocimientos necesarios que los negocios de hoy en día precisan.
Su vecina Argentina tiene aún peor nota para el FEM, que señala el deterioro de las condiciones macroeconómicas del país, la débil eficacia gubernamental y la casi nula flexibilidad laboral como unos escollos muy difíciles de superar.
Venezuela se sitúa en el último lugar en la lista con respecto al funcionamiento de las instituciones públicas, algo que se agudiza con un débil manejo macroeconómico y una alta inflación que invalida la capacidad del país para mejorar su competitividad.
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