ASSIUT, Egipto. AP. Un tren a toda velocidad que se estrelló ayer con un autobús que transportaba a niños a su jardín de niños en el sur de Egipto mató a 51 personas y provocó una oleada de indignación contra un gobierno bajo una creciente presión para enmendar el legado de negligencia del régimen anterior.
El choque, que causó la muerte de niños de entre cuatro y seis años y de tres adultos, detonó protestas y acusaciones de furiosos pobladores de que el presidente Mohammed Morsi no ha podido satisfacer las demandas de derechos básicos, dignidad y justicia social hechas durante los levantamientos del año pasado.
El accidente dejó tras de sí el armazón retorcido de un autobús trenzado debajo del tren salpicado de sangre en las afueras de la ciudad de Assiut, aproximadamente 320 kilómetros (200 millas) al sur de El Cairo. Restos de cadáveres, libros, mochilas y calcetines de niños estaban esparcidos en las vías.
Um Ibrahim, madre de tres niños que viajaban en el autobús, se daba tirones de cabello por el dolor. “íMis niños! No los alimenté antes de que se fueran”, gemía. Un testigo dijo que el tren arrastró al autobús por las vías casi un kilómetro (media milla).
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Niños heridos
Más de una decena de niños lesionados están siendo atendidos en dos hospitales distintos, muchos con extremidades amputadas y en estado grave. Horas después del accidente, Morsi apareció en la televisión estatal y prometió una investigación y compensación económica a los familiares de las víctimas. El ministro de Transporte, Mohammed el-Meteeni, y el jefe del sistema ferroviario del país, renunciaron.
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