La mayoría de los últimos que llegaron estuvieron en cárceles de Nueva York, Texas, Massachusetts, Miami, Chicago, Filadelfia y Nueva Jersey, precisaron autoridades de Migración.
En varias ocasiones, distintos repatriados denunciaron los maltratos sufridos durante su estadía en los centros penitenciarios.
Digan algo aquí, nosotros no tenemos a nadie que nos defienda de los verdugos que golpean en las prisiones a los dominicanos, sin importar sexo ni edades, expresaron algunas víctimas.
También se refirieron a la carencia de una alimentación adecuada y al impedimento de tomar el sol en patios de las cárceles, a veces, durante dos semanas.
A juicio de sociólogos y otros profesionales, el desconocimiento de la verdadera realidad estadounidense lleva a muchos emigrados a las cárceles de ese país, y después son devueltos a su lugar de origen con deformaciones de la conducta.
Frente a la imposibilidad de cumplir el llamado sueño americano, afirman los estudiosos, estas personas cometen disímiles delitos en el intento de sobrevivir sin medir las implicaciones, y acaban como víctimas del mismo sistema que los estimula al cambio de vida.
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