En el cementerio Cristo Redentor la inseguridad llega al extremo de que desaprensivos derriban tramos de la pared perimetral para que los ladrones penetren a sustraer puertas, candados, asaltar dolientes que visitan las tumbas de sus parientes y hasta romper estructuras para sustraer las varillas que venden en las metaleras.
Mientras eso sucede, el proceso de reparación de calles del lugar, que ejecutan el Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) y el Ministerio de Obras Públicas (MOP), marcha a ritmo lento, y en las vías que ya fueron asfaltadas se dejan los escombros, que por el tiempo sin retirar hasta les ha crecido la hierba.
Durante un recorrido por el lugar se observó la destrucción de las paredes en al menos tres puntos, como el caso de las zonas que colindan con Villa María, Los Girasoles y Pantoja. De acuerdo a testimonios de vecinos del lugar, por esos puntos penetran los delincuentes, que no respetan siquiera las tumbas donde descansan los cadáveres, a los que dejan destapados para llevarse el cuadro de varillas.
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