Con su sombrero con una pluma de halcón en la cabeza, su bigote poblado y una camisa con bordados amarillos, el profesor Ramón Nenadich se robó las miradas curiosas de muchos de los participantes en la III Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que se celebró esta semana en Costa Rica.
Este hombre de 68 años que lleva 40 dando clases de América Latina en la universidad, se dedicó a repartir panfletos en los pasillos de la cumbre presentándose como el "presidente del Estado Nacional Soberano de Borinken" y reclamaba su asiento en el foro que reúne a todos los países de las Américas, a excepción de Estados Unidos y Canadá.
Nenadich le explicaba a todo el que se acercaba que Borinken era el nombre indígena de Puerto Rico antes de la colonización española de la isla y su posterior dominio por parte de EE.UU., desde la guerra de 1898, cuando pasó a convertirse en un Estado Libre Asociado.
Al profesor le acompañaba una mujer de pelo largo y blanco y un chal rosa fucsia, María Villeneuve, a quien presentaba como "ministra de Educación del gobierno provisional".
Nenadich lidera uno de los movimientos que buscan que Puerto Rico se independice totalmente de Estados Unidos, un tema que se acabó convirtiendo en uno de los principales de la cumbre regional.
Con una población de 3,5 millones de habitantes, la isla es gestionada por un gobernador y una asamblea, ambos elegidos por los puertorriqueños; pero Washington sigue teniendo soberanía sobre el territorio.
En el centro de la cumbre
El tema llegó a convertirse en el centro de la reunión el miércoles, cuando el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, cedió el micrófono al presidente del Partido Independentista Puertorriqueño, Rubén Berríos, que acusó a EE.UU. de mantener a la isla bajo un régimen colonial.
Al final de su discurso, el presidente de Costa Rica y anfitrión de la cumbre, Luis Guillermo Solís, reprendió el gesto del líder nicaragüense al decir que el tema puertorriqueño debía ser tratado en privado por los miembros del bloque.
Ortega lo interrumpió y cuestionó a su vez a su homólogo por haber cedido la palabra al inicio de la cumbre a un representante de la Organización de Estados Americanos (OEA), a la que definió como un "instrumento de la colonia de los yanquis". Finalmente, Solís se disculpó.
La comunidad (de la Celac) estará incompleta mientras falte Puerto RicoRaúl Castro, presidente cubano
Pero más allá del incidente, el tema de la "descolonización" de Puerto Rico estuvo también presente en los discursos de los líderes de Venezuela, Ecuador y Cuba, en una señal de que el asunto podría ser creciente fuente de fricciones entre EE.UU. y los gobiernos izquierdistas de la región ahora que Washington y La Habana inician las negociaciones para la normalización de sus relaciones.
"La comunidad (de la Celac) estará incompleta mientras falte Puerto Rico", advirtió el presidente cubano, Raúl Castro, en referencia a la ausencia de la isla en la Celac.
El bloque izquierdista quería que el organismo regional se posicionara a favor de la independencia puertorriqueña pero, frente a la resistencia de otros países, se desechó tomar posiciones en la declaración final.
De la misma forma que en la última reunión de la Celac, el organismo reconoció el carácter "latinoamericano y caribeño" de Puerto Rico, y dijo tomar nota de las resoluciones sobre la isla adoptadas por el Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas.
Desde 1972, ese comité aprobó 33 resoluciones en defensa de la independencia puertorriqueña.
EE.UU. rechaza la idoniedad de ese órgano, que tiene entre sus 29 miembros a algunos de sus principales adversarios como Irán, Venezuela, Cuba y Rusia.
El ejemplo palestino
La visibilidad de su país en la cumbre levantó los ánimos de Ramón Nenadich y su "gobierno provisional".
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