29 abril 2015

Baltimore exige justicia social frente a la militarización de la ciudad.


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ESTADOS UNIDOS.- Baltimore despertó este miércoles, tras su primera noche bajo el toque de queda y la ciudad tomada por los militares de la Guardia Nacional, demandando que los problemas sociales y desigualdad sean tomados en serio por las autoridades.


El cruce de la Avenida W. North y Pensilvania mostraba hoy un aire diferente al del lunes pasado, cuando tras el funeral de Freddie Gray, un joven negro muerto en custodia policial, una multitud de adolescentes se enfrentó a la Policía, saqueó tiendas y provocó incendios en toda la ciudad estadounidense.

El epicentro de los disturbios de Baltimore seguía contando hoy con fuerte presencia policial, furgonetas blindadas y la vigilancia ininterrumpida de helicópteros, pero el circo mediático se ha instalado y los vecinos han salido a curiosear y despertar la atención sobre Sandtown-Winchester, un barrio deprimido de mayoría negra.

Hasta el gobernador republicano de Maryland, Larry Hogan, pudo pasearse hoy por Sandtown-Winchester para asegurar que “esto es el día y la noche”, en comparación con los disturbios del lunes.

Hogan dijo que la ayuda de los líderes comunitarios, la imposición del toque de queda de diez de la noche hasta las cinco de la mañana y el despliegue de 2.000 miembros de la Guardia Nacional y un millar de policías ha contribuido a tener una primera noche sin grandes altercados.

Según el portavoz de la Policía de la ciudad, Eric Kowalcyzk, 35 personas fueron arrestadas por incumplir el toque de queda, lejos de los más de 200 detenidos en la noche del lunes.

Algunos de los habitantes de lugar, que no quisieron revelar su identidad, explicaron a Efe que quieren sacar algo positivo de los disturbios, especialmente recordar que la brutalidad policial no se va solucionar con una muestra de fuerza innecesaria.

“La violencia no es excusable, pero lo que ha pasado aquí sirve para que el país vea que ya es hora de actuar, de poner fin a la represión policial, la exclusión y comenzar a proveer mejor educación y trabajos”, afirmó uno de ellos, mientras repartía panfletos con información sobre cómo obtener seguro sanitario.

Esa reclamación también resonó hoy en el centro de Baltimore, donde el reverendo Donte Hickman, pastor de una iglesia que se salvó por poco de las llamas, desvinculó la violencia de las demandas “largamente desatendidas” de la comunidad negra en la ciudad, en una sentada con varias decenas de personas.

“En esta ciudad hay muchos Freddie Gray, no necesitamos más Policía. Necesitamos educación, trabajos, dignidad y justicia”, aseguró Hickman, uno de los líderes religiosos que han pedido a su comunidad que proteste de manera pacífica.

Sandtown-Winchester, el barrio donde Gray, de 25 años, creció es uno de los más pobres de la ciudad, muchas casas son inhabitables, el porcentaje de personas que ha pasado por prisión es el mayor de todo el estado de Maryland y el desempleo es endémico.

“El detonante de todo esto ha sido la frustración. Durante años se ha olvidado a estos barrios a una gran parte de la población de Baltimore. La mayoría ha pedido mejoras de manera pacífica, pero se está criminalizando a todos”, señaló a Efe Lisa Lucas, organizadora comunitaria en Baltimore.

Lucas se unió este martes a los vecinos que decidieron tomar la escoba y limpiar las calles frente a la pasividad de las autoridades.

Su hermana, contó, fue esta mañana a trabajar antes de que acabara el toque de queda impuesto por la Guardia Nacional y tuvo que volverse por estar incumpliendo las normas impuestas por el estado de emergencia en el que se encuentra la ciudad.

Mientras tanto, en la zona del puerto, conocida como Inner Harbor, donde se concentran tiendas que pocos en Sandtown-Winchester visitan a menudo, la Guardia Nacional vigila con sus vehículos blindados sin mucho que hacer.

“Protectores de la comida basura”, bromea uno de los uniformados ante las tiendas de lujo y los restaurantes de comida rápida de la zona turística de Baltimore, que, junto con la comisaría de policía, es donde se concentran los militares.

Por el momento, la ciudad contiene la respiración a la espera de que este viernes el Departamento de Policía presente un informe a la Fiscalía sobre la muerte de Freddie Gray, que sigue sin aclararse.

La Fiscalía analizará las conclusiones y decidirá si formula cargos, aunque no hay un calendario para ese proceso.

Normalmente en Estados Unidos la vuelta a la normalidad la marcan la reanudación de los eventos deportivos de la ciudad.

El equipo local de béisbol, los Orioles, jugó hoy el partido contra los Medias Rojas cancelado el fin de semana, pero por primera vez en la historia del torneo el partido se celebró sin público.

Una veintena de aficionados se agolpaba en el exterior del estadio para animar desde la distancia.

Sobre las camisetas naranjas de los Orioles destacaba un cartel: “No olvidemos a Freddie Gray”.

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