SANTO DOMINGO. El ranking de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) ubica al equipo de mayores dominicano en su posición más alta en la historia, tras lograr su mejor desempeño continental con el tercer lugar en el Pre-Olímpico de Mar del Plata.
Pero ese puesto 25 entre las 213 naciones que integran el organismo puede resultar engañoso si se toma como referencia para identificar el nivel del baloncesto dominicano.
Cuando se suman las demás modalidades que definen el posicionamiento país por país, Dominicana baja al puesto 41 del mundo y noveno del continente americano.
Mientras en la rama femenina de mayores el país se enclava en la casilla 33 y octava del hemisferio, en juvenil de ese género cae al escalón 45 del planeta.
Pero si hay una categoría que debe encender las alarmas en un país donde la rama masculina goza de mucho mayor popularidad es la juvenil de varones.
Dominicana, país que cuenta con tres jugadores bajo contrato en la NBA y que buscará una plaza a las Olimpíadas de Londres, no figura en el ranking juvenil de la FIBA entre los 79 países con puntuación.
Las cancelaciones de asistencias alegando motivos económicos por la Federación Dominicana de Baloncesto a dos de los últimos tres torneos continentales (San Antonio 2006 y Formosa 2008) y la no clasificación al próximo dejan fuera del mapa mundial juvenil a los quisqueyanos.
Desde 2004, cuando un grupo que contaba con jugadores como los capitaleños Manuel y José Fortuna, y los romanenses Ramón Ruiz y Juan Pablo Montás, asistió al Pre-Mundial sub-21 en Halifax, Canadá, los juveniles criollos no se miden a sus pares del continente.
Esta falta de roce en edades de desarrollo crea lagunas que salen a relucir en los torneos de mayores. Además, desnuda la falta de trabajo en las categorías menores. El reclutamiento de jugadores formados en el exterior es la base que sustenta el equipo de mayores.
Pie de Foto - Edgar Sosa en su debut con la Selección Juvenil en 2005
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