Barack Obama conmemoró el miércoles el final de la guerra de Irak, que culmina este mes con el repliegue total de las tropas norteamericanas, dando la bienvenida a un grupo de soldados que regresaba a casa, enla base de Fot Bragg, en Carolina del Norte. Allí, el presidente defendió la idea de que Estados Unidos deja atrás a un Irak mejor que el que se encontró en 2003, y que aquella nación en Oriente Próximo es más segura y estable que durante la dictadura de Sadam Husein.
“De hecho, todo lo que las tropas americanas han hecho en Irak, toda la lucha, toda la muerte, el vertido de sangre, la labor de reconstrucción, el entrenamiento, las alianzas… todo nos ha llevado a este momento de éxito”, dijo Obama. “Irak no es un lugar perfecto. Tiene muchos desafíos por delante. Pero allí dejamos una nación soberana, estable, autónoma, con un Gobierno representativo elegido por su propia ciudadanía”.
En 2002 y 2003, como senador estatal en Illinois, Obama se opuso públicamente a la guerra de Irak. En una manifestación, llegó a decir: “No es que me oponga a todas las guerras. Me opongo a las guerras absurdas”. En 2007 votó en contra del rearme ordenado por George W. Bush para ganarles el pulso a los insurgentes en Bagdad y Al Anbar. Ahora, el presidente, en Fort Bragg, ha reconocido esas divisiones políticas, pero ha destacado las mejoras que, según él, se han alcanzado en Irak.
“Nuestros esfuerzos en Irak han sufrido muchos cambios y muchos giros. Fue una fuente de gran polémica aquí en EE UU, con patriotas a ambos lados del debate. Pero siempre hubo una constante: vuestro patriotismo, vuestro compromiso para acabar esta misión”, le dijo Obama a las tropas. “Recordamos ahora el rearme [de 2007] y recordamos el gran despertar, cuando el abismo y el caos dejaron paso a una promesa de reconciliación… Ayudamos a levantar la marea de la paz”.
El presidente Obama ordenó el final de las operaciones de combate en Irak en verano de 2010. Después de la primera gran retirada quedaron en aquel país 50.000 soldados, cuya misión era entrenar al ejército iraquí y supervisar la seguridad de las bases. Esos soldados comenzaron a retirarse este pasado verano. Ahora queda en Irak solo un puñado de soldados, que acabarán por replegarse completamente antes del 31 de diciembre, dejando atrás a un gobierno totalmente soberano.
“Más de 1,5 millones de americanos han servido en Irak”, dijo Obama. “Más de 30.000 han resultado heridos, y esas son solamente las heridas que están a la vista. Casi 4.500 soldados han asumido el sacrificio último”. Según cifras de la Casa Blanca, la guerra, cuando acabe, habrá costado un billón de dólares (750.000 millones de euros). En total, según diversos organismos internacionales, han muerto 60.000 iraquíes.
Obama desestimó además las teorías que mantienen que Bush acudió a Irak en busca de crudo o influencia en Oriente Medio: “A diferencia de los viejos imperios, no hemos efectuado estos sacrificios en busca de territorios o recursos. Los hemos hecho porque eran lo correcto. No puede haber mayor expresión de apoyo de América a la autodeterminación que entregarle el gobierno de Irak a su propia ciudadanía. Eso explica cómo somos nosotros como nación”.
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