El pequeño pueblo cerca de Nápoles no duda a la hora de defender aFrancesco Schettino, el "hombre más odiado de Italia", según la definición del 'Daily Mail'. Sus habitantes
están convencidos de que el capitán hizo todo lo posible para evitar la tragedia.Nadie le vio llegar a su casa, ya que la policía italiana organizó una maniobra de distracción utilizando otro vehículo en el que estaban su mujer y su hermano, prácticamente un doble del marino acusado de haber abandonado la embarcación dejando a su suerte a los pasajeros del'Costa Concordia'.
"Las persianas de su casa están cerradas, como si nadie se encontrara en el interior del inmueble", indica un fotógrafo natural de Meta di Sorrento. Y es que Schiettino, según prevé el arresto domiciliario, sólo puede hablar con sus familiares. Pero fuera de su casa la atmósfera es tensa.
Los errores de Schettino
La gran mayoría de los 7.000 habitantes del pueblo han tomado partido por el capitán. Algunos de ellos incluso han insultado a los muchos periodistas y fotógrafos que rodean la vivienda de Schettino. Hablan de"linchamiento mediático" y aseguran que el capitán "ha salvado miles de vidas".
La misma versión del acusado, que sin embargo ha reconocido haber cometido errores. "Algo salió mal, viré demasiado tarde", dijo Schettino. "Navegué a ojo porque conocía el lecho del mar", agregó, explicando que ya había recorrido esa ruta "tres o cuatro veces", pero que la roca lo "sorprendió".
"Conozco al capitán desde hace tiempo, trabajé con él en varios barcos. Es una persona muy buena", comentó Gaetano Perrusio, un cocinero del pueblo. "Estoy a su lado y apoyo a su familia... Aquí les queremos mucho", añadió, deseoso de desmentir "todos los ataques de la prensa".
Otros habitantes de Meta di Sorrento aseguran que Schettino demostró su "habilidad" al conseguir salvar la vida de "un montón de personas" y que "coordinar el rescate desde un bote salvavidas es perfectamente legal", aunque la jueza que se encarga del caso, Valeria Montesarchio, asegura que el capitán permaneció sobre una escollera mirando cómo se hundía la embarcación.
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