Al menos 165 personas han fallecido a consecuencia de la ola de atentados terroristas perpetrados el viernes por integrantes de la secta islámica Boko Haram en la ciudad nigeriana de Kano, en el norte del país, según precisó ayer el Hospital Murtala Muhammad, el más importante de la localidad. La cifra aún puede crecer, ya que un portavoz de la Cruz Roja de Nigeria, Nwakpa O Nwakpa, explicó que ayer aún se seguían recogiendo
cadáveres en los escenarios de los atentados. Los ataques con bomba fueron perpetrados a partir de las 17.00 horas del viernes, coincidiendo con el fin de las oraciones vespertinas musulmanas, según informó el diario británico «The Guardian».
La Policía Federal reconoció que varias instalaciones gubernamentales fueron asaltadas, entre ellas cinco edificios de la propia Policía, dos sedes del Departamento de Inmigración y la sede regional del Servicio de Seguridad del Estado, los servicios secretos nigerianos.
En uno de los ataques, un terrorista suicida detonó un coche cargado de explosivos dentro del recinto de la Comisaría de Policía, junto a un centro vocacional en el que las mujeres de los agentes aprendían a coser. El edificio quedó destrozado, y uno de los afectados por la explosión indicó al rotativo que vio al menos tres cuerpos sin vida en el suelo.
Varios individuos armados irrumpieron en la sede de la Policía Estatal y libraron un tiroteo con los agentes del que aún se desconoce el número de víctimas. Otras dos explosiones tuvieron lugar en la sede de la Policía Secreta, el Servicio de Seguridad Estatal (SSS, por sus siglas en inglés), mientras que otra bomba más estalló en un concesionario de automóviles del barrio de Sabon Gari y una última en la comisaría de la zona de Yarakwa. También se registraron asaltos perpetrados por pistoleros en las oficinas de Inmigración de la ciudad.
Las autoridades declararon un toque de queda de 24 horas a partir de la noche del viernes y los vecinos permanecieron encerrados en sus casas durante las horas que duraron los combates que estallaron tras los atentados entre milicianos islamistas y las fuerzas de seguridad.
Un portavoz de Boko Haram, Abul-Qaqa, reivindicó el ataque, que consideró una respuesta a la negativa del Gobierno nigeriano a liberar a miembros del grupo que se encuentran encarcelados. La edición digital del diario local «Daily Trust» informó de que Qaqa confirmó telefónicamente la autoría.
Qaqa explicó que una carta enviada a las autoridades de Kano a finales del pasado año había sido desatendida, hecho que motivó la brutal respuesta. Boko Haram, nombre que significa en lengua local «la educación no islámica es pecado», lucha por instaurar la ley islámica («sharia») en el norte de Nigeria, de mayoría musulmana.
Desde el atentado del día de Navidad del pasado año -en el que murieron 44 personas-, las represalias de los grupos cristianos y las acciones terroristas de Boko Haram han provocado el desplazamiento de miles de personas en un país dividido entre el Sur, de mayoría cristiana, y el Norte, musulmana. Con más de 150 millones de habitantes integrados en más de 200 grupos tribales, Nigeria, el país más poblado de África, sufre múltiples tensiones por profundas diferencias políticas, religiosas y territoriales.
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