Si b
ien es cierto que el río Higuamo es impactado por la descarga de contaminantes desde su nacimiento en las estribaciones de la cordillera oriental hasta su desembocadura en el mar Caribe, es el tramo que bordea la parte occidental del municipio San Pedro de Macorís y termina en el estuario, el más deteriorado ambientalmente por efecto de la depredación de la fauna y la vegetación riparia y la descarga de desechos sólidos y de aguas servidas sin tratamiento.
En el informe Cuenca del río Higuamo y zona costera San Pedro de Macorís–Boca Chica, resultado de un estudio realizado por el INDRHI en 2007, se expresa, “ la calidad de agua en la parte media y alta de la cuenca tiene bajos niveles de contaminación comparados con la parte baja donde las actividades comerciales e industriales de San Pedro de Macorís están generando las condiciones típicas de una ciudad sin instalaciones de tratamiento de aguas servidas, con vertidos desordenados al estuario. En este caso, además del estuario, se está afectando el acuífero, fuente de agua potable para la ciudad y la zona costera turística San Pedro de Macorís–Juan Dolio– Guayacanes–Boca Chica, actividades económicas prioritarias para el país”.
En dicho informe se corrobora el hecho de que es en el curso bajo del rio donde se verifica el mayor deterioro ambiental y que sus principales causas son las descargas de aguas negras municipales y de efluentes líquidos procedentes de la actividad industrial.
Al respecto de la situación ambiental del rio en su parte baja, y específicamente en el estuario, existe la percepción errónea en muchas personas de que la situación es la misma en todo el curso del rio. En este sentido, Omar Ramírez, Secretario de Medio Ambiente, declaró, conforme a lo publicado por el Periódico Macorís del Higuamo el 24 de enero 2008, “Los ríos Higuamo, Ozama y Yaque del Norte son los más contaminados del país”, lo cual, en el caso del rio Higuamo, solo es aplicable al estuario y no se corresponde con la realidad ambiental de su curso total cuya longitud es de 74.5 kilómetros.
Por otra parte, es un tanto difícil establecer lo que es agua contaminada, la Organización Mundial de la Salud (OMS) explica: "debe considerarse que el agua está contaminada, cuando su composición o su estado están alterados de tal modo que ya no reúnen las condiciones de utilización a las que se hubiera destinado en su estado natural", a este respecto se consideran como alteraciones las modificaciones de las propiedades físicas, químicas y biológicas y los cambios de temperatura producidos por causas antrópicas o naturales.
En ese mismo orden, la organización El agua Fuente de Vida, del Decenio Internacional para la acción, 2005-2015, de la Organización ONU-Agua plantea, “Por contaminación se entiende generalmente una presencia de sustancias químicas o de otra naturaleza en concentraciones superiores a las condiciones naturales’’ Se observa en ambos casos, que la contaminación del agua se define en términos comparativo respecto a su composición en estado natural y, aunque se conoce que fenómenos naturales tales como sismos, inundaciones, volcanes, entre otros, ocasionan trastornos ambientales que afectan su composición, el término generalmente se aplica a las modificaciones o cambios producidos por causas antropogénicas.
Una definición más amplia sobre la base de tres componentes: salud humana, calidad de los ecosistemas acuáticos y ecosistemas terrestres, se establece en la Directiva Marco 200/60/CE del Parlamento Europeo, a saber: “la contaminación es la introducción directa o indirecta, como consecuencia de la actividad humana, de sustancias o calor en la atmósfera, el agua o el suelo, que puedan ser perjudiciales para la salud humana o para la calidad de los ecosistemas acuáticos, o de los ecosistemas terrestres que dependen directamente de ecosistemas acuáticos, y que causen daños a los bienes materiales o deterioren o dificulten el disfrute y otros usos legítimos del medio ambiente”.
En la República Dominicana, la Norma Ambiental sobre Calidad de Agua y Control de Descarga define la contaminación como “acción y/o efecto de introducir en el agua, elementos, compuestos, materiales o formas de energía, que alteran la calidad de esta para usos posteriores, que incluyen el uso humano y la función ecológica.
Enfatiza que ésta “altera sus propiedades fisicoquímicas y biológicas de forma que puede producir daño directo o indirecto a los seres humanos y al medio ambiente”, y cabria preguntarse ¿cuál es la composición del agua, aquel que determina sus propiedades fisicoquímicas y relativas a las cuales se producen las alteraciones a la calidad? Como es conocido, químicamente el agua es una sustancia compuesta de dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno con propiedades fisicoquímicas que dependen de la presión y la temperatura, pero en su estado natural contiene minerales disueltos y materias orgánicas que le dan color, olor y sabor peculiares y que varían en función de procesos naturales geológicos, hidrológicos o climáticos
Gracias a su estructura molecular polar, el agua tiene la propiedad de disolver una gran cantidad de sustancias y es descrita como el disolvente universal y, por esta propiedad, las sustancias que se disuelven en ella propician con facilidad alteraciones de su composición química. En el caso de los ríos, las características fisicoquímicas y bacteriológicas de sus aguas son afectadas por múltiples causas tanto naturales como antrópicas.
Así, la escorrentía y la infiltración de agua procedente de terrenos dedicados a la agropecuaria influyen sustancialmente en el contenido de nitrógeno, fosforo, materia orgánica y bacterias; igualmente las industrias, según su ramo de actividad, incrementan la concentración de materia orgánica, metales y la acidez. Asimismo, su composición es influida por el grado de contaminación de la atmosfera a través de la cual la lluvia cae. Por todo lo anterior, el significado de la expresión agua contaminada generalmente se establece de manera operativa, y así, se dice que el agua está contaminada cuando no es apta para el uso para el que se destina, por ej. el agua con alto contenido de microorganismos patógenos no está contaminada si se va a utilizar para alimentar calderas.
Un rutinario análisis físico-químico y bacteriológico de aguas contaminadas revela la existencia de numerosos y diversos contaminantes, tanto como el origen u orígenes de la contaminación: agrícola, urbano, industrial, pluvial, navegación y portuario, entre otros y dada la necesidad de manejar e interpretar la multiplicidad de resultados, se han desarrollado índices de calidad de agua (ICA) e índices de contaminación (ICO), los cuales reducen el conjunto de resultados a una expresión simple que facilita la comunicación entre autoridades, técnicos, ambientalistas y el público en general.
Los ICA se estructuran a base de diversos criterios o parámetros fisicoquímicos y resumen los valores característicos de las observaciones en una sola medida que es la síntesis de las informaciones recogidas. El desarrollo y utilización de los ICA como una herramienta de control de calidad se inicia en Alemania en 1848 con el estudio de la relación entre la presencia de organismos biológicos en el agua y su grado de pureza. A finales del siglo XX, y a consecuencia del deterioro de los recursos hídricos, su aplicación se extendió a distintos países y en la actualidad, existe una diversidad de formulaciones según el tipo de contaminante y el área de estudio.
En 1970, la Fundación de Sanidad Nacional (NSF) de Estados Unidos desarrolló el primer ICA propiamente dicho con el propósito de servir como un indicador comparativo de la calidad de agua de un rio en diferentes tramos o de distintos ríos de una región o país. Se estructuró sobre la base de nueve parámetros físico-químicos: Oxigeno Disuelto, PH, Coliformes fecales, Demanda biológica de oxigeno, Nitratos, Fosfatos, Turbiedad, Sólidos Totales y diferencial de Temperatura seleccionados por un panel de expertos y ponderados según su apreciación sobre el grado de importancia que tienen respecto a la contaminación y luego relacionarlos de acuerdo a un modelo matemático aditivo o multiplicativo.
En la actualidad, este ICA o sus variantes son de amplia utilización en muchos países y se han desarrollado más de treinta índices que se diferencian esencialmente por el número variable de parámetros físicos, químicos o biológicos que se toman en cuenta según el uso a que se destine, al interés en evaluar un determinado tipo de contaminación y/o las condiciones específicas del ambiente.
La norma dominicana clasifica las aguas superficiales en cinco (5) clases: A, B, C, D-1 y D-2 y, para las primeras tres clases tabula los valores máximos aceptables de ochenta y cuatro (84) parámetros químicos, físicos y biológicos: Parámetros generales (19), metales (22), radioactividad (2), biocidas órgano-clorados persistentes (12), biocidas órgano-fosforados no persistentes (11) y sustancias orgánicas (18). Los parámetros de las dos últimas, D-1 y D-2 no se incluyen en la tabla pues se considera que deben cumplir condiciones generales cuyos valores no se especifican.
Es por ello, que el desarrollo y aplicación de un índice de calidad de agua, conforme a las condiciones particulares de los ríos del país, y especialmente para los más contaminados, es un importante paso en la planificación de los procesos de restauración de la calidad de sus aguas y su posterior utilización para otros usos, y específicamente en el caso del rio Higuamo, como la principal fuente de abastecimiento a los acueductos rurales y urbanos de la cuenca.
¡Oh Higuamo, cuan lejanos aquellos tiempos en los que el inspirado poeta Francisco Domínguez Charro cantaba inspirado al observar el carrusel de tus entonces límpidas aguas!
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