En Miami, Florida, un letrero grande da la bienvenida al almacén Shell Lumber, una concurrida ferretería de la ciudad. Dice "no se aceptan centavos".
Hace unas semanas, su dueño, Andy Haase, decidió que estaba harto.
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"Cada segundo cuenta. Estábamos gastando dinero y perdiendo tiempo", dice, en referencia al tiempo que necesitaban sus empleados para contar los centavos.
Desde entonces, todas las compras se redondean a favor del cliente. Esto reduce un poco las ganancias, pero se compensa por el tiempo que tendrían que pasar contando las monedas, dice Haase.
La misma historia ocurre en el lugar para acampar KOA, en Estes Park, Colorado, que tiene en marcha una política de "cero centavos" desde 2007.
"Es una moneda tonta para tener", dice el dueño, Jim Turner. "Los clientes piensan que es una gran idea, nadie se ha quejado nunca".
"Es algo obvio", dice Jeff Gore, profesor de física de la universidad MIT, en Massachusetts, quien lleva diez años presionando para que Estados Unidos elimine la moneda. Gore lidera el grupo Ciudadanos a favor de retirar el centavo.
"Al menos algo está pasando en algún lugar", dice, refiriéndose a la decisión reciente del gobierno canadiense. "Y esto nos da esperanza".
"Moneda sin signo monetario"
cero centavos
Cero centavos. Jim Turner, en su camping; y el aviso que da la bienvenida a Shell Lumber.
En mayo, la Casa de la Moneda de Canadá imprimió su última moneda de un centavo, y la envió a un museo.
Al explicar la decisión, el ministro de Finanzas de Canadá, Jim Flaherty, dijo que la moneda de un centavo se había convertido en una "moneda sin signo monetario", una moneda que tiene muy poco valor y poco uso. La mayoría de los canadienses apoyaron la decisión.
Los cálculos matemáticos tampoco resultaban. La producción y distribución de cada centavo costaba 1,6 centavos canadienses, lo que significa una pérdida neta para el gobierno de US$10,7 millones al año.
El caso para deshacerse del centavo estadounidense parece, por lo menos a simple vista, aún más fuerte. La producción y distribución de un centavo cuesta 2,4 centavos. Y el año pasado se acuñaron 4.300 millones.
"Cada centavo que se acuña representa una pérdida para los contribuyentes", dice Francois Velde, economista en el Banco de la Reserva Federal de Chicago y coautor de The Big Problem of Small Change (El gran problema del sencillo).
El valor de un centavo
Se estima que circulan 150.000 millones de monedas de un centavo en Estados Unidos.
Pesan igual que ocho Titanics.
Si se amontonan los centavos, cubrirían el 60% del trayecto a la Luna, es decir, 232.500 kilómetros.
Si usted tuviera que contarlos y contara un centavo por segundo, se demoraría 4.576 años.
Hay muchos precedentes. Estados Unidos ya dejó de producir varias monedas en el pasado, incluyendo el medio centavo en 1857. El medio penique de Reino Unido se retiró en 1984, mientras Australia y Nueva Zelanda también abandonaron sus monedas de menor valor en los años 90.
De acuerdo con la Oficina de Contabilidad General de Estados Unidos, dos tercios de los centavos están fuera de circulación. Muchos, incluso, desaparecen casi en el momento en que llegan al público.
Pero el pequeño centavo tiene también grandes defensores.
Defender al pequeño
Los precios terminarían siendo redondeados hacia arriba y no hacia abajo, dice Mark Weller, de la asociación Americans for Common Cents, un grupo de presión que está a favor del centavo.
"Impactaría de manera negativa a las familias trabajadoras. Estamos orgullosos de defender al pequeño", dice.
"Algunos pueden cuestionar el valor del centavo, pero colectivamente es muy valioso", dice para referirse a varias organizaciones benéficas que han recogido millones a punta de centavos.
El coleccionista
Edmond Knowles
Edmond Knowles, de Flomaton, Alabama, coleccionó durante 38 años más de 1,3 millones de centavos, antes de llevarlos al banco a cambio de US$13.084,59 en 2005. Se cree que es el mayor canje de centavos del mundo.
"Cuando los llevé al banco y vi el dinero verde sobre la mesa, me sentí feliz de deshacerme de ellos. Pero de algún modo me hacen falta. Los tuve por 38 años. Hay algo que ya no está, hay algo que extraño. El espacio que ocupaban en mi garaje ahora está ocupado por baratijas", dice.
Y las encuestas sugieren de manera consistente que la mayoría de los estadounidenses apoya la idea de mantener la moneda.
"El dinero tiene un valor que va mucho más allá del simple valor comercial. Tiene una calidad casi mítica o religiosa", dice Richard Doty, curador jefe de la colección numismática del Museo Nacional de Historia Estadounidense en Washington.
"Las personas no quieren meterse con la tradición. Guardarán una moneda incluso si no vale nada o no tiene sentido".
Moneda histórica
Desde 1909, el centavo estadounidense lleva el retrato de Abraham Lincoln, el presidente que lideró al país durante la guerra civil. Aunque Lincoln también aparece retratado en el billete de US$5, muchos rechazan que se pierda una denominación que honra su memoria.
Ha habido dos intentos para que el congreso invalide el centavo, en 2002 y 2006, pero ninguno de los dos fue exitoso.
En Reino Unido es un debate político menor, pero sí hay peticiones esporádicas en los medios para que el penique sea retirado.
"La gente se mete innecesariamente con el penique", dice Phil Mussell, director de la publicación británica Coin News.
Piensa que las discusiones para eliminar la moneda son "algo irritantes" y se refiere al "mismo peso de la historia" como un argumento para mantenerlo.
El primer centavo estadounidense se produjo en 1793, mientras el británico lo antecede por mucho.
"El rey Offa fue el señor que introdujo el penique por primera vez, en el año 789 d.C.", dice Mussell. "Fue la única moneda que existió en Inglaterra durante unos 500 años".
Él no cree que sea posible la abolición.
Tradición
"Los británicos están orgullosos de sus tradiciones. Sí creo que la gran mayoría de las personas estarían enardecidas".
centavos en un cajón
Muchos centavos terminan en un cajón o un armario.
"Es más probable que veamos el fin de las monedas en general que el del centavo", dice Mussell.
El penique británico y el centavo de euro tienen una gran ventaja sobre el centavo de EE.UU., pues su producción vale menos que el valor comercial de la moneda.
La mayoría de peniques ya no están hechos de cobre. A medida que aumentó el precio de este material, las casas de la moneda buscaron alternativas.
El penique británico y el centavo de euro están hechos de acero con un baño de cobre, mientras el centavo de EE.UU. está hecho de cinc, un metal más costoso.
En 2010, el Congreso ordenó una revisión de la composición de las monedas pequeñas, que debe ser entregada a más tardar en diciembre.
Esa institución considerará, sin duda, el siguiente acertijo: la producción de la moneda de cinco centavos también vale más que su valor real. Si no hay centavos, tendrán que producirse más monedas de cinco centavos. Y de acuerdo con algunos estudios, esto resultaría en una pérdida neta aún mayor que la situación actual.
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