Barack Obama ha vuelto a girar a la izquierda. El presidente de
Estados Unidos, que mantiene una apretada carrera con su rival, Mitt
Romney, en el camino hacia la presidencia que concluirá en noviembre, ha
decidido jugar la baza del 99% enfrentado al 1%. Así que este lunes ha
anunciado que quiere que el Congreso prorrogue los recortes del IRPF de
George W. Bush al 98% de la población.
El código fiscal de Bush supuso un recorte generalizado de la presión fiscal, pero los más beneficiados fueron aquéllos ciudadanos con ingresos brutos superiores a 250.000 dólares (203.000 euros).
La bajada de impuestos de Bush supuso un desplome de la recaudación fiscal del que Estados Unidos todavía no se ha recuperado, como muestra este gráfico de la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO), en el que la línea azul clara son los ingresos fiscales y la línea azul oscura el gasto público. El estudio muestra que en más de cuatro décadas, EEUU sólo ha tenido superávit con Bill Clinton (también demócrata) y en el primer año de George W. Bush. También refleja el brutal aumento del gasto público a partir de 2007, cuando estalló lo que se conoce como la Gran Recesión.
La reforma fiscal de Bush debía haber expirado el 31 de diciembre de
2010, pero Obama decidió prolongarlo por dos años más. La decisión del
presidente se debió a la presión de los republicanos del Senado, que
declararon que bloquearían la vuelta del sistema fiscal al nivel que
tenía con Bill Clinton.
La propuesta que ahora ha hecho Obama - una extensión de la reducción de impuestos para personas que ganan menos de 250.000 dólares anuales (algo más de 202.000 euros) durante al menos un año más-, es un bello ejercicio de retórica electoral con pocas implicaciones prácticas, porque los republicanos lo volverán a vetar. Pero encaja a la perfección en la estrategia presidencial de ponerse como una especie de defensor de la clase media y de los trabajadores frente al 1%. Obama hizo el anuncio rodeado de ciudadanos 'de a pie'. En la primera fila sólo había mujeres, un grupo con el que el presidente tiene una enorme ventaja respecto a su rival, Mitt Romney.
Y Obama fue inusualmente duro con los republicanos. "El mayor reto no es sólo recuperar los puestos de trabajo [perdidos en la crisis], también lo es recuperar la seguridad que muchos estadounidenses de clase media perdieron en la última década", dijo. El presidente también propuso una reforma a fondo del caótico sistema fiscal estadounidense en 2013, algo que no tiene ningun viso de ser llevado a cabo.
Obama insiste en "la necesidad de contar con una clase media fuerte" y en dar prioridad, en estos tiempos de crisis "a la economía familiar". Además, ha reiterado que desde que llegó a la Casa Blanca "hemos bajado los impuestos para las clases medias en unos 3.600 dólares".
El presidente también se mostró conciliador. Se ofreció a bajar los impuestos a los más ricos una vez que se alcance el equilibrio presupuestario, algo que no va a pasar en el futuro previsible.
El presidente Obama sostiene que, mientras continúa la lenta recuperación de la peor recesión en casi ocho décadas, deberían terminarse las reducciones de impuestos para las personas y familias más acaudaladas y ha acusado al candidato republicano, Mitt Romney, de ser el candidato de los ricos.
Según informa 'The New York Times', la propuesta del presidente difiere de la postura de dirigentes demócratas como la representante Nancy Pelosi, de California, y el senador Charles Schumer de Nueva York, quienes han abogado por una extensión de los recortes de impuestos para personas que ganen hasta un millón de dólares anuales.
El debate político en torno a los impuestos es, a su vez, parte de la discusión más amplia sobre el déficit del Gobierno Federal que, en el período fiscal 2012 que concluye el 20 de septiembre, podría estar en el billón de dólares y sería el menor desde 2009.
De acuerdo con el sitio 'RealClearPolitics' de internet, el presidente Obama tiene un índice de aprobación del 47,4%, en tanto que el 48,3% de los encuestados tiene una opinión negativa sobre su gestión.
Según 'RealClearPolitics', Obama cuenta con el 47% de la intención de voto de cara a los comicios de noviembre mientras que el republicano Mitt Romney, quien es partidario de la reducción permanente de los impuestos para todas las personas, cuenta con un 44,3%.
El código fiscal de Bush supuso un recorte generalizado de la presión fiscal, pero los más beneficiados fueron aquéllos ciudadanos con ingresos brutos superiores a 250.000 dólares (203.000 euros).
La bajada de impuestos de Bush supuso un desplome de la recaudación fiscal del que Estados Unidos todavía no se ha recuperado, como muestra este gráfico de la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO), en el que la línea azul clara son los ingresos fiscales y la línea azul oscura el gasto público. El estudio muestra que en más de cuatro décadas, EEUU sólo ha tenido superávit con Bill Clinton (también demócrata) y en el primer año de George W. Bush. También refleja el brutal aumento del gasto público a partir de 2007, cuando estalló lo que se conoce como la Gran Recesión.
Gráfico de la Oficina Presupuestaria del Congreso
La propuesta que ahora ha hecho Obama - una extensión de la reducción de impuestos para personas que ganan menos de 250.000 dólares anuales (algo más de 202.000 euros) durante al menos un año más-, es un bello ejercicio de retórica electoral con pocas implicaciones prácticas, porque los republicanos lo volverán a vetar. Pero encaja a la perfección en la estrategia presidencial de ponerse como una especie de defensor de la clase media y de los trabajadores frente al 1%. Obama hizo el anuncio rodeado de ciudadanos 'de a pie'. En la primera fila sólo había mujeres, un grupo con el que el presidente tiene una enorme ventaja respecto a su rival, Mitt Romney.
Y Obama fue inusualmente duro con los republicanos. "El mayor reto no es sólo recuperar los puestos de trabajo [perdidos en la crisis], también lo es recuperar la seguridad que muchos estadounidenses de clase media perdieron en la última década", dijo. El presidente también propuso una reforma a fondo del caótico sistema fiscal estadounidense en 2013, algo que no tiene ningun viso de ser llevado a cabo.
Obama insiste en "la necesidad de contar con una clase media fuerte" y en dar prioridad, en estos tiempos de crisis "a la economía familiar". Además, ha reiterado que desde que llegó a la Casa Blanca "hemos bajado los impuestos para las clases medias en unos 3.600 dólares".
El presidente también se mostró conciliador. Se ofreció a bajar los impuestos a los más ricos una vez que se alcance el equilibrio presupuestario, algo que no va a pasar en el futuro previsible.
La oposición de los republicanos
La extensión de los recortes de impuestos, promulgados por el ex presidente George W. Bush en 2001, ha sido una batalla política reiterada en los últimos años, junto con la extensión de los subsidios por desempleo.El presidente Obama sostiene que, mientras continúa la lenta recuperación de la peor recesión en casi ocho décadas, deberían terminarse las reducciones de impuestos para las personas y familias más acaudaladas y ha acusado al candidato republicano, Mitt Romney, de ser el candidato de los ricos.
Según informa 'The New York Times', la propuesta del presidente difiere de la postura de dirigentes demócratas como la representante Nancy Pelosi, de California, y el senador Charles Schumer de Nueva York, quienes han abogado por una extensión de los recortes de impuestos para personas que ganen hasta un millón de dólares anuales.
El debate político en torno a los impuestos es, a su vez, parte de la discusión más amplia sobre el déficit del Gobierno Federal que, en el período fiscal 2012 que concluye el 20 de septiembre, podría estar en el billón de dólares y sería el menor desde 2009.
De acuerdo con el sitio 'RealClearPolitics' de internet, el presidente Obama tiene un índice de aprobación del 47,4%, en tanto que el 48,3% de los encuestados tiene una opinión negativa sobre su gestión.
Según 'RealClearPolitics', Obama cuenta con el 47% de la intención de voto de cara a los comicios de noviembre mientras que el republicano Mitt Romney, quien es partidario de la reducción permanente de los impuestos para todas las personas, cuenta con un 44,3%.
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