EFE
Los datos provisionales de víctimas de los dos fuertes terremotos, de 6,2 y 6 grados de magnitud en la escala abierta de Richter, que sacudieron hoy el noroeste de Irán, ascendieron abruptamente y son ya al menos 180 los fallecidos y más de 1.300 los heridos, según las autoridades locales.
Jalil Sai, director de Gestión de Emergencias de la provincia de Azerbaiyán Oriental, donde se produjeron los seísmos, dijo a la televisión oficial, IRIB, que los muertos confirmados son 180 y los heridos más de 1.300, aunque otros medios, como la agencia IRNA y la televisión en inglés PressTV, dan cifras de alrededor de 150 muertos.
El director provincial de Servicios Forenses, Dahram Samadi Rad, había dicho antes a la agencia estudiantil ISNA que los cuerpos llegados a sus dependencias eran 98 pero, "debido a la fuerza del terremoto y a los informes que nos llegan de la zona, es muy probable que el número se incremente".
Las zonas afectadas son los distritos de Ahar, Varzagam, Haris y Mehraban, según Sai, quien también señaló que "60 aldeas han sufrido daños de entre el 50 y el 70 por ciento y, además, hay seis aldeas totalmente arrasadas".
Desde la zona, se han incrementado las peticiones de ayuda debido a la magnitud de la catástrofe, y algunos políticos locales han pedido que se aumenten los equipos de socorro, la asistencia médica y la comida y objetos de primera necesidad para atender a los atrapados, heridos y personas que se han quedado sin cobijo.
Previamente, Golam Reza Masumi, director de Emergencias Médicas del Ministerio de Salud, ofreció a ISNA unas cifras provisionales de víctimas y señaló que los heridos más graves habían sido trasladados a hospitales de las ciudades de Tabriz y Ardebil.
En la localidad de Varzagan, una de las más afectadas, explotó un gasoducto debido a los terremotos, según la agencia local ISNA, aunque no se ha precisado si este suceso causó víctimas.
Además del gas, cuyo suministro se ha suspendido en unas 70 poblaciones del área, también se han cortado buena parte de las líneas eléctricas y las comunicaciones telefónicas por cable.
Por su parte, las autoridades locales han informado de que han sido enviados equipos y material de rescate al área de los seísmos, unos 60 kilómetros al noreste de la ciudad de Tabriz, la capital de la provincia iraní de Azerbaiyán Oriental, fronteriza con Azerbaiyán y Armenia.
Desde Tabriz, la ruta directa a Varzagan ha quedado cortada y los equipos de rescate han tenido que utilizar caminos alternativos y también helicópteros para llevar a cabo sus labores.
En los equipos que han acudido a la zona hay perros entrenados en la localización de personas que hayan podido quedar atrapadas y, según ISNA, los socorristas han sacado ya de entre las ruinas con vida a mas de 200 atrapados.
Según el Centro Sismológico de Irán, el primero de los seísmos tuvo lugar a las 12.23 GMT y se sintió con fuerza en la ciudad de Ahar, y el segundo, a las 12.34 GMT, sacudió la población de Varzagan, ambas en la provincia iraní de Azerbaiyán Oriental, a unos 38,4 grados de latitud norte y 46,7 grados de longitud este.
Tras los dos terremotos principales, que se registraron con una diferencia de tiempo de 11 minutos, se sucedieron en la zona una veintena de réplicas de diferentes magnitudes, lo que causó el pánico de los habitantes de la región.
El responsable de Emergencias de la provincia, Jalil Sai, ha recomendado a los habitantes de las zonas afectadas que pasen la noche fuera de sus viviendas, en lugares abiertos, para evitar posibles desplomes de estructuras ya afectadas por los terremotos principales.
La mayor parte del territorio de Irán, incluido Teherán, la capital, una ciudad de 14 millones de habitantes, se encuentra en una zona de constantes movimientos telúricos, que han ocasionado decenas de miles de muertos en las últimas décadas.
En diciembre del 2003, un terremoto de 6,2 grados de magnitud en la escala de Richter causó más de 30.000 muertos y al menos 50.000 heridos en la ciudad de Bam, en el sureste de Irán, donde también destruyó la antigua ciudadela del lugar.
El terremoto más mortífero de las últimas décadas en Irán se produjo en junio de 1990 en el noroeste del país, en las provincias de Gilan y Zanjan, con al menos 37.000 muertos y más de 100.000 heridos.
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