"El mundo entero tiende a convertirse en una gran pantalla de televisión, donde las cosas se miran pero no se tocan". Eduardo Galeano.
Con casi jugada la mitad de la temporada, los Tigres del Licey (24 juegos) y los Leones del Escogido (27), no están ubicados dentro de la clasificación, por lo que el pánico comienza a sentirse en la Capital.
¿Le bajarán el "cutao" al Quisqueya el 21 de diciembre?
Esa es la pregunta de orden de los parciales rojos y añiles, mientras que por los predios de las Águilas, Gigantes, Estrellas y Toros se siente la lluvia de gozos por dejar a la capital sin pelota.
Desde hoy y hasta el domingo 25, el Licey tiene seis juegos cruciales y está obligado a ganar cinco, sobre todo el miércoles y sábado ante los Gigantes del Cibao, para que la lucha mantenga el interés por la clasificación. En dos ocasiones la pasada semana el Licey tuvo la oportunidad de colocarse a medio juego de los Gigantes, pero los errores sepultaron esa aspiración.
Los Leones están montados en el mismo caballo, no pueden dormirse y por lo tanto hay tres equipos (GC-LE y TL) que están luchando por un balcón con miras al Todos Contra Todos.
En los predios "coloraos" podría suceder el "síndrome del camarón" que si duerme en el agua termina en cocktail. ¿Verdad Moisés Alou?
Los Gigantes han perdido 3 juegos en línea y tienen tres victorias en los últimos 10 y, hoy se medirán a las Estrellas en el Tetelo Vargas. El Licey al día de ayer tenía una cadena negativa de cuatro reveses en línea y tres victorias de los últimos 10. Los Leones en los últimos 10 también tienen 3-7, una muestra clara de que ambos (Licey-Escogido) no aprovecharon la rachita negativa de los Gigantes.
Si analizamos los colectivos de estos tres conjuntos, en bateo Licey y Gigantes promedian .275 y el Escogido .229.En pitcheo, la efectividad de los Gigantes es 4.81, Licey, 4.99 y Escogido, 4.18.
La efectividad de Licey es la peor del torneo, con el agravante que en las primeras 24 aperturas, los pitchers abridores tienen 1 victoria, 9 derrotas y 14 sin decisiones. Una madeja difícil para Fernando Ravelo.
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