Es una auténtica dominicana, en color, forma y ritmo, tiene calidad y ángel, entonces no hay explicación a porqué esta joven talento muestra sus encantos con tanto desparpajo y vulgaridad.
Ahora, lo peor no es su extravagante desenfreno sexual y erótico, sino el impacto y alto consumo de una población que se aleja a velocidad extraordinaria de lo prudencial.
Se reclama respeto, valores, un cese de la violencia, los abusos, acosos y hasta la delincuencia, pero se olvidan de que la música, la vestimenta y los exponentes o interpretes musicales son parte de un todo cultural que define una sociedad y una coyuntura. La actual no es la mejor, consumir en un día del fin de semana en horas de la tarde a una joven tocándose sus partes íntimas no es el mejor reflejo de la sociedad que se añora.
El consejo para la joven Amara La Negra, que tiene calidad interpretativa y ángel musical, que se deje de vulgaridades, que se puede trascender sin semejante desenfreno.
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