En el interior de las oficinas de béisbol en la Academia IMG, hay un pedazo de papel con los detalles de la última temporada de la escuela secundaria de un chico de 17 años. Verá su promedio de .365, el hecho de que tuvo más bases por bolas que ponches y, hacia el fondo, algunos comentarios de su entrenador.
Esas palabras manuscritas alaban su capacidad natural como bateador, sus habilidades defensivas en la primera base y su brazo fuerte que podría jugar en los jardines. Pero primero viene esto: “… Un atleta increíble que se ha hecho un nombre por sí mismo.” Pero eso no es fácil de hacer cuando su nombre es Manny Ramírez Jr. Su nombre será llamado en algún momento en el draft de jugadores de esta semana. Él no es un prospecto, no figura entre los primeros 100 de MLB.com o entre los primeros 500 de Baseball America. Se ríe cuando dice que “no es uno de esos Clint Frazier, Austin Meadows”, pero eventulamente algún equipo lo seleccionará.
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