Las primeras vacunas contra el ébola, salvo sorpresa de última hora, no llegarán al menos hasta enero del 2015 cuando empezarán a probarse en los países afectados por la enfermedad en África occidental, según la información facilitada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta institución está colaborando “intensamente” con las farmacéuticas y los reguladores al objeto de acelerar en lo posible la aplicación de una gama de posibles tratamientos para combatir este mal, según han confirmado a Efe fuentes de la Asociación Española de Vacunología.
La OMS ha advertido de que, en cualquier caso, no será una campaña de vacunación masiva debido a la limitada cantidad de medicación disponible.
La reunión de los expertos de esta organización el pasado 5 de septiembre impulsó el desarrollo prioritario de dos vacunas: la del adenovirus tipo 3 del chimpancé y la de la estomatitis vesicular. Ninguna de ellas se ha ensayado todavía en seres humanos para intentar frenar el ébola pero la primera, ChAd3, sí ha sido utilizada con otras enfermedades y es aparentemente segura.
Los estudios para aplicarlas están ya en marcha en los EEUU y en breve comenzarán también en Europa y África, por lo que los especialistas esperan los primeros resultados sobre seguridad este próximo mes de noviembre.
Hasta ahora, el virus carece de tratamiento específico o vacuna eficaz pese a causar alrededor de 4.000 muertosen Guinea, Sierra Leona, Liberia y Nigeria y, en las últimas semanas, también en España y Estados Unidos.
El contagio de Teresa Romero ha supuesto otra vuelta de tuerca a las presiones sobre la industria farmacéutica para encontrar una cura, ya que la auxiliar de enfermería madrileña fue la primera persona contagiada fuera del continente africano.
Prueba de la urgencia que preside las investigaciones científicas es que el pasado 12 de agosto la OMS aprobó de manera extraordinaria el uso de tratamientos experimentales en las víctimas de esta dolencia.
De los fármacos administrados hasta ahora a seres humanos, el primero fue el denominado ZMapp, de la compañía Mapp Pharmaceuticals (EE.UU.), que sigue analizando su eficacia real para plantearse a continuación el reto de su producción en grandes cantidades con un comprador que lo financie.
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