El camino que debió transitar fue sinuoso y siempre le exigió el máximo. Con 23 años y en menos de un mes, pasó de jugar en el equipo de Liga de Desarrollo -filial de New York Knicks- a estrella de uno de los conjuntos históricos de la NBA.
Nació en Palo Alto -California- y tuvo una infancia en la que no le sobró nada. Sus padres, inmigrantes taiwaneses, se instalaron en EEUU para buscar un mejor futuro. Si bien las limitaciones económicas eran reales, también era real que sus progenitores iban a hacer lo imposible para que Jeremy Lin vaya a la universidad.
Con ese objetivo, el adolescente decidió filmar sus habilidades para el básquetbol yenvió los videos a las más exigentes casas de estudio. Las primeras en responder fueron UCLA, Stanford y California. Todas dijeron que no. Pero la perseverancia parece ser una constante en la vida del joven. Después de varios intentos, dos respondieron positivamente: Harvard y Brown, ambas de la Ivy League -que congrega a las universidades que no dan becas deportivas, sino académicas-.
Sus notas calificaron para que la universidad más antigua de los Estados Unidos lo reciba. El no otorgamiento de becas deportivas haría que la exigencia académica que deba afrontar Jeremy sea igual de alta que para el resto de sus compañeros. No importó. En 2010, Lin se graduó en Ciencias Económicas con notas de excelencia.
Mientras jugaba en los Crimson -el equipo de básquetbol de la universidad-. Sus números en la Ivy League auguraban que sería el primer basquetbolista en los últimos 16 años en alcanzar la NBA desde la elite de las universidades. Pero, una vez más, debió afrontar el segundo desafío. En el draft previo a la temporada 2010-11 ningún conjunto lo escogió.
Para llegar, el camino que debió recorrer fue el de la Liga de Verano de la NBA. El único equipo que lo invitó a participar fue Dallas Mavericks. El manager general, Donnie Nelson, recibió elogios de parte del consagrado jugador. "-Nelson- cuidó de mi, tiene un tipo de visión diferente a la mayoría de la gente", comentó el base.
Tras cinco partidos, Lin promedió 9,8 puntos, 3,2 rebotes, 1,8 asistencias y 1,2 robos, en 18,6 minutos por partido. Además, encabezó su conjunto en porcentaje de tiros de campo, con 54,5% de efectividad. Dallas, Los Ángeles Lakers y Golden State Warriors se pelearon por él. Los últimos ganaron la contienda y el joven, de 22 años, logró su primer gran objetivo: vestir la camiseta de algún equipo de la NBA.
La temporada 2010-11 no fue todo lo buena que él hubiera querido. En 29 encuentros, promedió 10 minutos por partido, 2,6 tantos, 1,2 balones cerca de los aros, 1,4 asistencias y 1,1 robos.
Tras el lockout que puso en jaque el inicio de la competencia, los Warriors de deshicieron del jugador, que un día después firmó por Houston. Pero, para que Samuel Dalembert tenga un lugar en la alineación, los Rockets se desvincularon del base. A fines de diciembre, dos días después de que comience la temporada regular,Lin llegó a donde parece difícil que se vaya algún día: New York Knicks.
Hace poco menos de un mes, el entrenador Mike D'antoni decidió que pase un tiempo en los BayHawks. Pero un "triple-doble" volvió a llamar la atención del estratega, que pronto dio marcha atrás con su determinación y subió a Jeremy al equipo principal.
La primera actuación relevante fue el 28 de enero, cuando Lin convirtió nueve tantos, dio seis asistencias y tomó tres rebotes, en 20 minutos de juego. Aunque la que lo llevaría al tope en la consideración del técnico, fue el sábado 4 de febrero. En pleno Madison Square Garden y en 36 minutos en cancha, el oriundo de California marcó 25 puntos, dio siete pases definitorios y bajó cinco balones de los aros.
Y la coronación ante los espectadores llegó el pasado viernes 10 de febrero, cuandomarcó 38 unidades frente a los Lakers de Kobe Bryant. Con la nueva estrella, también llegó el posicionamiento dentro de los primeros ocho de la Conferencia del Este.
Desde entonces los ojos de los estadounidenses están puestos en el primer jugador de origen asiático en llegar a la cima -el caso de Yao Ming es distinto, por no haber nacido en suelo americano-. Los fanáticos de los Knicks ya corearon su nombre y lo bautizaron "Lin-Sanity".
Insano para quien lo enfrente, el californiano puede ser la llave para que el conjunto de la metrópoli más cosmopolita de los EEUU vuelva a tener un lugar entre los grandes de la liga. Mientras tanto, ya piden que sea tenido en cuenta como el mejor jugador de la temporada, al grito de: ¡MVP! ¡MVP!...
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