24 abril 2012

China trata de lavar su imagen de mercado mundial de la piratería

PEKÍN.- Al igual que los militares que les acompañan, un ejército de adolescentes se mantiene firme en un instituto de Pekín a la espera de ver como se destruyen más de cuatro toneladas de cd's y dvd's piratas incautados por la policía este último año.

Es uno de los numerosos actos que China, el país por excelencia de la copia, organiza una vez al año para demostrar su determinación en la lucha contra la piratería.


Una especie de ceremonia celebrada hoy en diversos centros escolares de 31 provincias del país, 48 horas antes del inicio de la Jornada Mundial de la Propiedad Intelectual.

Parte del material incautado desde abril de 2011 a marzo de este año -más de 38 millones de falsificaciones de cd's, dvd's, así como de libros considerados ilegales en China-, fue reservado para estos actos, que intentan concienciar a la población de menor edad en un país que es famoso por sus imitaciones.

Las autoridades comunistas insisten, no obstante, en que este tipo de actividad desciende año a año, pese a que las críticas que recibe China por ataques a la propiedad intelectual se mantienen constantes.

Así lo aseguró el director de la oficina responsable de la lucha contra la pornografía y las publicaciones ilegales, Song Wang, quien subrayó que la proliferación de copias ilegales está "decreciendo" en el país.

"Estos últimos años, la cantidad de material que hemos incautado ha ido bajando. Con el reforzamiento de nuestra ley, el número ha decrecido", afirmó Wang.

Y es que, como se recuerda en estos actos anuales, en los casos más graves, los responsables de piratería pueden llegar a ser condenados a 6 años y medio de cárcel y a una multa de hasta 3 millones de yuanes (361.235 de euros).

Seis máquinas trituradoras protagonizaron la ceremonia antipiratería en Pekín, colocadas frente a un arsenal de imitaciones y a numerosos periodistas chinos quienes, junto a los militares y los adolescentes, esperaban el desenlace del acto.

Sin embargo, un intenso aguacero, que estoicamente aguantaron los presentes durante los numerosos discursos sobre la lucha de China contra la piratería, arruinó el espectáculo.

Este tipo de actos de concienciación distan, sin embargo, de la realidad cotidiana de un país en el que incluso existe el riesgo de que los cajeros automáticos de entidades chinas -e incluso extranjeras- engañen al usuario proporcionándole billetes falsos.

Pero en China no solo se copian ilegalmente películas y discos, el arte de la falsificación lleva a los chinos a imitar incluso comercios enteros.

En 2011, las calles de una de las ciudades del sur del país fueron testigo de la apertura de seis tiendas falsas de la multinacional "Apple", a las que no les faltaba el más mínimo detalle para igualarse a las de la marca estadounidense.

Aunque si hay un lugar que albergue toda la dimensión del mundo de la falsificación y la copia en China ese es el conocido Mercado de la Seda en Pekín.

Allí, en un edificio de cuatro plantas de altura y mientras en el otro extremo de la ciudad las falsificaciones son destruidas, se revelan las dos caras de una China que lucha contra su imagen en el exterior.

Al tiempo que los vendedores conquistan a los compradores con sus copias de distintas formas y calidades, un cartel les recibe instándoles a realizar la tarea más difícil de su viaje: buscar la "autenticidad" en sus compras.

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