Es vecino de Ourense y está en la prisión de Pereiro de Aguiar desde el pasado 19 de marzo acusado de corrupción de menores. La detención se produjo hace más de un mes, pero la policía nacional lo hizo público ayer. Con solo 26 años, A.C.C. tiene en vigor 13 órdenes de alejamiento de menores por acoso, todas en la misma zona de la ciudad de As Burgas, “en un círculo cercano”, según comunicó un portavoz del cuerpo policial. En sus antecedentes acumula dos detenciones por hechos similares, delitos de amenazas, robo con violencia o intimidación y contra la libertad sexual.
Aunque su historial delictivo es largo y en círculos policiales “era relativamente conocido”, fue la red social Tuenti la que levantó la liebre. La Brigada de Investigación Tecnológica de Madrid recibió en enero una denuncia desde el departamento legal y de privacidad de la plataforma social en la que se explicaba como uno de sus usuarios —un menor de 17 años—, había sido amenazado “con fines sexuales”. El hombre buscaba un encuentro sexual en el patio del colegio y si el joven no accedía a su petición aseguraba que “le ocurriría lo mismo que a otros”.
Las conversaciones interceptadas son explícitas. En una de ellas preguntaba “qué quería que le hiciese”. Cuando el joven respondía que “nada” porque tenía 12 años, el detenido replicó que “no pasa nada porque es buena edad”. En otra conversación solicitaba insistentemente a un menor que “le dijese algo para masturbarse”. La empresa aportó los datos del perfil de usuario, las direcciones IP y guardó la información para que el presunto corruptor no borrase los mensajes.
Fue entonces cuando los investigadores relacionaron ambos casos, ya que el número de teléfono investigado tras esta denuncia era el mismo que facilitaba en sus conversaciones a través de Tuenti. La reincidencia del individuo ha sido constante durante los últimos años, contactando con sus víctimas a través de redes sociales, páginas de Internet o aplicaciones de mensajería instantánea para telefonía móvil. Fuentes policiales aseguran que “haber cometido el error de enviar mensajes directamente a través de su teléfono móvil puede ser síntoma de que estaba desesperado por un encuentro sexual”.Mientras la Brigada de Investigación Tecnológica realizaba las pesquisas, el padre de otro menor de 15 años presentaba en la comisaría de Ourense una denuncia de la que se hacía cargo el Servicio de Atención a la Familia. En el texto narraba que su hijo estaba recibiendo “peticiones de tipo sexual” a través del servicio de mensajería instantánea WhatsApp. En la denuncia se explica que el acusado reclamaba fotos del chico y, ante su negativa, “amenazaba con pegarle”. Los policías pusieron en marcha una investigación en la que se realizó un seguimiento del teléfono desde el que se originaban los mensajes.
El detenido no ofreció resistencia el día de su arresto. Los investigadores no localizaron ningún teléfono móvil entre sus pertenencias. Posteriormente el arrestado confesó a los agentes que se había desprendido del aparato por miedo a ser detectado por la policía. En el registro de su domicilio —vivía con sus padres a escasos 100 metros de la comisaría ourensana— también incautaron una cámara y siete cintas de vídeo, una tarjeta de memoria digital, un reproductor MP4 y cinco discos compactos.
Actualmente, A.C.C. sigue en prisión a la espera de juicio, que, según fuentes consultadas, puede demorarse “entre uno y dos años”. El delito del que se le acusa se castiga con penas de uno a cuatro años de prisión. Según el director del departamento jurídico de la empresa Tuenti, Óscar Casado, los técnicos de la red social revisan cada día 15.000 perfiles de usuarios “sospechosos de emplear el servicio para cometer algún tipo de delito, de los cuales 1.500 son retirados”.
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