El manager de los Marlins de Miami, Ozzie Guillen, regresa a sus labores el próximo martes tras la suspensión de cinco juegos que le impusiera el equipo luego de sus recientes palabras en favor de Fidel Castro, situación que lo condujo a retractarse públicamente ante la comunidad cubana de esta ciudad debido a la enorme presión generada.
Para muchos, el castigo impuesto a Guillen es insignificante y prefieren una suspensión definitiva. Sin embargo, otros consideran que tras las disculpas ofrecidas por el venezolano se le puede ofrecer una oportunidad.
Es precisamente a Guillen a quien le toca hacer olvidar esto poco a poco y de la única manera que lo puede lograr es obteniendo muy buenos resultados en el plano deportivo, o sea, obteniendo victorias; de lo contrario, los malos conceptos sobre él podrían renacer con más fuerza, la asistencia de público al nuevo estadio podría mermar considerablemente y la posibilidad de un retiro definitivo de su cargo tendría doble razón. Sin embargo, repito, si los Marlins ganan juegos bajo su mando, con el tiempo todo podría olvidarse.
La tarea de Guillen no será muy fácil. Tras la arrepentida imagen que tuvo que mostrar en medio de sus supuestas penas, algunos también suponen que el respeto que le habían tenido los peloteros, pudo haber decaído, por tanto, creo que también le espera un arduo trabajo psicológico dentro del equipo para recuperar su prestigio.
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