Ozzie Guillén perdió la paciencia con sus jugadores. Luego de que los
Marlins de Miami le permitieran una remontada a los Cardenales de San
Luis el lunes, el piloto encerró a sus peloteros durante dos horas en el
clubhouse para recordarle lo mal que estaban jugando.
Carlos Zambrano
Carlos Zambrano
Lo hizo a su estilo. Con palabras fuertes y punzantes. Sin embargo, Guillén asegura que aún no explota totalmente. “Todavía no hago erupción. Cuando eso pase, se van a enterar”, soltó el mánager de unos Marlins que cayeron hasta el último puesto del Este en la Liga Nacional, con espantoso registro de 5-18 en junio.
“Cerramos la puerta y estuvimos ahí hasta la madrugada. Me oriné sobre ellos (los jugadores). Si me hacen sentir miserables, entonces los hago sentir miserables también. Quiero salir en ESPN, aparecer en todas las noticias. Hace mucho tiempo que eso no ocurre. Pero debería, porque gano mucho dinero cuando eso pasa. Me siento muy cerca de explotar. Por ahora estoy intentando mantenerme tan positivo como pueda. Es lo que necesitamos ahora”.
Tras tocar el primer puesto de la división a comienzos de mes, los Marlins se desplomaron en todos los aspectos del juego. La ofensiva ha sido el punto más bajo en esta debacle colectiva, promediando 3.2 rayitas por duelo en junio, último lugar en las Grandes Ligas.
El corazón de la artillería ha bajado la producción dramáticamente. José Reyes es quien se ha mantenido más constante con el barquillo. “Nuestra ofensiva está apestando en este momento. Los bateadores no saben qué hacer en el cajón. Creo que están tratando de hacer demasiado. Los siento ansiosos. Solo quiero que se paren en el plato y le peguen a la pelota”, acotó el estratega, que el martes sufrió su primera expulsión como mánager en Miami.
Fue por discutir bolas y strikes, pero luego del compromiso reconoció que observó los videos y comprendió que él se había equivocado.
El pitcheo no ha escapado del slump. Este mes los brazos floridanos se combinan para 5.63 de efectividad en 208.0 episodios, con 84 boletos otorgados y 158 rivales abanicados.
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