Hay formas y formas de morir. La de Edward Archbold, un estadounidense de 32 años, es por lo menos excéntrica. Se desplomó tras devorar decenas de cucarachas y gusanos vivos en el marco de un concurso –del que resultó ganador- en el que el premio era una pitón.
La competencia se desarrolló el viernes por la noche en un local de venta de reptiles en Deerfield Beach, a unos 65 kilómetros al norte de Miami. Treinta participantes se enfrentaron bajo una única consigna: ganaría quien comiera más insectos en cuatro minutos sin vomitar.
A manotazos, los concursantes agarraban los bichos y se los llevaban a la boca. Archbold, un fornido pelilargo de anteojos, se comió 20 insectos enormes, crujientes y viscosos y así se convirtió en el ganador de la competencia y se llevó la pitón hembra Ivory Ball, cuyo valor es de 700 dólares. Su intención no era quedarse con el premio, si no vendérselo a un amigo que lo llevó a participar de la prueba.
Al clima festivo que se vivía en la tienda Ben Siegel le siguió el drama. El joven comenzó a sentirse mal, vomitó y sufrió un colapso. Murió poco después de llegar al hospital Broward Health North, adonde fue trasladado de urgencia.
“A menos que las cucarachas hubiesen estado contaminadas con alguna bacteria u otro patógeno, no pienso que fuera peligroso comérselas'', consideró Michael Adams, profesor de entomología en la Universidad de California en Riverside. Y agregó que no conoce casos de personas que hayan muerto después de comer esos insectos. “Algunas personas le tienen alergia”, sostuvo, “pero no hay toxinas en las cucarachas ni otros insectos similares”.
La Policía confirmó que ninguno de los otros competidores se enfermó. Antes de participar, todos habían firmado un documento en el que “aceptaron responsabilidad por su participación en este competencia única y poco convencional”, añadió el abogado de Ben Siegel, el dueño del local.
“Nos sentimos terriblemente mal por lo sucedido”, dijo Siegel, quien dijo que Archbold no parecía enfermo antes de la competencia. “Parecía que simplemente quería presumir de lo que podía hacer”, agregó y dijo que “fue el alma de la fiesta”.
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