Los médicos se negaron a seguir operándola porque no había nada más que retocar en su rostro y procedió a hacerlo ella misma
Desesperada por retocar su rostro procedió a hacerlo ella misma y se inyectó aceite de cocinar en la cara. Cuando regresó a su casa y sus padres vieron que la hinchazón de la cara de su hija no era tal, sino que realmente era su rostro, decidieron llevarla al médico.
Desde entonces, Mioku está en tratamiento psicológico para superar su adicción a la cirugía.
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