La librería Lugar Común, al frente del foco de protestas que es la Plaza de Altamira en el este de Caracas, lleva dos semanas operando a medias.
"Hubo días que no abrimos del todo y varios que solo abrimos por dos horas", le dice a BBC Mundo el dueño de la librería, Garcilaso Pumar, mientras señala las materas del frente de la tienda que fueron desplazadas por los manifestantes para trancar las calles en forma de protesta.
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"No estamos acá para quejarnos", añade, pero admite que el martes fue el primer día que abrió la jornada completa en las últimas semanas.
Venezuela lleva dos semanas funcionando a media máquina debido a las protestas contra el gobierno que se han extendido por todo el país y han dejado al menos 15 muertos y cientos de heridos y detenidos.
El jueves, una manifestación en Caracas convocada por grupos estudiantiles para exigir la liberación de personas detenidas en las protestas terminó en un enfrentamiento con efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana.
Según informó el diario venezolano El Nacional, las fuerzas de seguridad lanzaron bombas lacrimógenas contra manifestantes que intentaban bloquear una autopista local.
Mientras tanto, el presidente, en una movida que para muchos busca apaciguar la tensión, decretó el jueves y viernes días no laborables con la intención de conmemorar los 25 años del estallido social conocido como el Caracazo.
A eso se le suma que el lunes y martes son fechas de carnavales, una fiesta tradicional en Venezuela que a pesar de haber sido suspendida por algunas localidades -aquellas gobernadas por la oposición- porque "no es momento para celebrar", el gobierno insiste en celebrar ya que, dicen, se trata de un "derecho de paz y de cultura".
Es la economía
Maduro se refirió a la quema de algunos supermercados y dijo que las protestas generan escasez.
La economía venezolana pasa por uno de los momentos más críticos de su historia reciente: la inflación es una de las más altas del mundo, el desabastecimiento de alimentos roza el 23% y el elevado déficit fiscal sigue sin resolverse a pesar de las diferentes devaluaciones que hizo el gobierno recientemente.
El miércoles, en una reunión "por la paz" promovida por el oficialismo a la que asistieron diferentes sectores, uno de los comentarios más sonados fue aquel del presidente de Empresas Polar, Lorenzo Mendoza, quien indicó que el crítico estado de la economía se ha visto desplazado de la agenda nacional.
"95% (del debate) se lo está llevando la política y 5% la economía", dijo. "El país requiere una reflexión profunda en cuanto a la economía".
El presidente Maduro dijo estar de acuerdo en que la economía es un tema central: "Vamos a parar las guarimbas y la violencia, y establezcamos un buen nivel de respeto a la Constitución, para que nos concentremos más en la economía".
Las llamadas guarimbas, aquellas barricadas instaladas por manifestantes para trancar las calles, continúan en varias zonas del país, sobre todo en el Táchira, donde la violencia desatada por las protestas antigubernamentales aún no cesa.
Y la pregunta es qué va a pasar con las industrias si la tensión política sigue igual.
La distribución
Mientras haya protestas, la gente cierra sus puertas. Durante las últimas semanas, los restaurantes se han visto vacíos, las tiendas cerradas y la gente -quien puede- trabaja desde casa.
Pero si bien la venta al por menor y los comercios se ven afectados por los cierres y el resguardo de los consumidores, quizá el sector de la economía más golpeado por las protestas es la distribución.
El mismo Maduro dijo que la escasez es culpa de las protestas: "Nos están quemando los camiones de carne, de comida. Ayer quemaron el Súper Líder en Maracaibo, y ahora me van a echar la culpa a mí si hay escasez, si no dejan pasar gandolas con arroz, con granos, con leche, con harina a San Cristóbal".
Por su parte, el presidente de la confederación de industriales, Conindustria, Eduardo Garmendia, le dijo a BBC Mundo que "la posibilidad de entregar productos en puntos de venta se ha visto restringida, y eso hace que la escasez sea mayor".
De por sí, la distribución en Venezuela está en un estado crítico porque el volumen de producción o importación, ya escaso, no es suficiente para abastecer todos los puntos de venta.
A esto se añaden la protestas.
Según dijo la semana pasada el presidente de la Cámara de Transporte del Centro (Catracentro), Giovanni Lupi, la tensión política hizo que la paralización de la flota de distribución creciera en un 20% en la zona central del país.
Esto sumado a que la flota ya estaba paralizada en un 40% antes de que arrancaran las protestas, de acuerdo al diario de economía El Mundo.
"Hay motorizados (motociclistas) encapuchados que han quemado vehículos, entonces estamos resguardando los carros, casi nadie está haciendo viajes largos. Esta última semana, como la tensión está más fuerte, muchos no hemos podido salir a trabajar", dijo Lupi al periódico.
De acuerdo a reportes de las cámaras de transporte de los estados de Vargas y Carabobo, el despacho de productos se ha reducido en un 60%.
¿Preocupación de todos?
La distribución en Venezuela está en un estado crítico.
Garmendia le cuenta a BBC Mundo que las empresas de distribución le solicitaron al gobierno, encargado de autorizar las rutas de distribución, que trabaje en estos días a pesar de ser feriados.
"Le dijimos al gobierno que no se puede ir de vacaciones y parece que el departamento que distribuye estas guías trabajará", asegura.
"Y es que si pasamos cinco días más sin distribuir, no habrá nada en los anaqueles el miércoles", concluyó.
Por su parte Pumar, de la librería Lugar Común, no está preocupado porque la excepcionalidad de estos días afecte la viabilidad de su negocio.
Lo que sí que le inquieta es que las protestas "sigan pidiendo la improbable renuncia del presidente en lugar de concentrarse en los problemas urgentes que hay que resolver".
Pero sobre sus finanzas, dice, "no hay negocio en Venezuela que no esté preparado para uno o dos meses de baja rentabilidad".
Aunque la mayoría de los negocios han bajado sus ventas durante las protestas, otros las han subido, como es el caso del local junto a Lugar Común: la pizzería Mesón de Altamira.
Según el gerente e hijo del dueño, Alejandro Freitas, el restaurante informal ha vendido incluso más que el promedio en estos días.
"Los chamos (jóvenes)", dice, "vienen y compran una pizza para llevar y se la reparten entre ellos durante la manifestación".
Al fin y al cabo, los asistentes a las protestas también tienen que comer.
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